Familiar, informal y descontracturada

 

 

Historia

Ubicado sobre la calle Tagle, en el límite entre Recoleta y Palermo, Tupé abrió sus puertas en el año 2006 brindando desde entonces un concepto claro de parrilla familiar, donde la calidad de la materia prima y la buena atención han sido los cimientos para un éxito rotundo.

Tupé Parrilla nació del sueño de Eduardo Caballero, dueño y precursor de este emprendimiento, quien en su infancia observaba desde la casa de sus padres la parrilla que trabajaba, día a día, en la planta baja. Enamorado del ritmo ajetreado del restaurante, las carnes a las brasas y el parrillero siempre firme junto al fuego, Eduardo creció con la visión de crear su propio emprendimiento donde poder brindar una atención personalizada, productos de excelente calidad y un ambiente familiar.

Años después, abrió un bar en Recoleta sin saber bien cómo era el negocio gastronómico. Allí servían minutas y bebidas. Luego de esta experiencia previa con un local gastronómico donde aprendió los pormenores de la gastronomía, vio la oportunidad de abrir Tupé y cumplir por fin su sueño de la parrilla propia. El local, donde ya hace 11 años que funciona, fue elegido básicamente por la proximidad con su domicilio, haciendo de esta manera más fácil su presencia y trabajo día a día. Todo comenzó con la idea de no ser una parrilla extravagante, sino un lugar donde se comiera bien y los clientes se sintieran como en casa. Por esta razón, el primer paso fue la búsqueda y prueba de proveedores de carne. De esta manera, se realizó una búsqueda exhaustiva de los mejores proveedores de carne, comprando en algunos tal vez las entrañas y en otros los cortes como bife de chorizo, para crear una carta de calidad. Además, se buscó un buen proveedor de pastas, para dar una opción distinta a quienes no eligieran comer carne.

 

Nombre

Se denomina «Tupé» por la reconocida expresión «¡Qué tupé!». Hace referencia a la osadía de Eduardo Caballero de abrir una parrilla y jugársela por un sueño sin tener experiencia previa en el rubro. Habla de animarse, de no pensar en aquello que puede salir mal, sino más bien en todo lo que juega a favor. «En definitiva, se trata de tener ‘el Tupé’ de crear tu propio emprendimiento gastronómico a pensar de no tener experiencia», define Eduardo Caballero.

 

Decoración

La ambientación de Tupé es clásica, informal y descontracturada, donde los comensales se conocen y comparten historias con los camareros. Es que el ambiente, propicio para la charla y el disfrute, brinda una sensación de familiaridad que invita a volver. Mesas exteriores, con capacidad para 16 comensales anuncian la llegada. Allí sobresalen los manteles coloridos, así como las plantas y grandes sombrillas que resguardan a los comensales del sol en días cálidos. Coloridas botellas pintadas a mano separan las mesas reservadas de las libres. Las mesas, están decoradas con pequeñas macetitas con plantas y velas que brillan por las noches.

Su salón, cálido e intimista, posee capacidad para 40 comensales con sillas y mesas de madera negra, vestidas con manteles de cuerina negros y bordó, típicos de una parrilla. Los cubiertos -sumamente afilados- están listos para cortar la carne. En una esquina se observan los típicos pingüinos, una tradición local para servir el vino.

La decoración se completa con dos grandes estanterías recubiertas de botellas de vinos de distintas variedades y etiquetas, elegidas especialmente por Eduardo Caballero para maridar las carnes que allí se sirven. Copas de cristal de distintos tamaños y colores cuelgan de las mismas. En ellas se pueden leer mensajes de cariño y buena suerte, regalos de clientes satisfechos. Apenas estos pocos detalles conforman una parrilla donde la decoración es secundaria y su principal atractivo se encuentra en su materia prima.

 

Ambiente

El publico habitué de Tupé es de clase social media, de entre 40 y 70 años. «En general, son vecinos de la zona de Recoleta, que hace 11 años conocen la parrilla y regresan porque saben que se come bien y a un buen precio. Además, los camareros son los mismos que trabajan en el club donde juegan al golf los domingos, por lo que el ambiente es sumamente familiar», destaca Eduardo. Se trata de clientes que van a comer con su familia desde hace muchos años, conocen al dueño, los camareros conocen de sus vidas y viceversa.

Además, debido a la zona donde se encuentra emplazado, suelen concurrir turistas, aunque en menor medida.

 

 

Gastronomía

El tintinear de los cubiertos es realmente la esencia de Tupé, donde la comida es quien lleva el protagonismo. Durante el mediodía -anotado en un pizarrón- se pueden encontrar cuatro posibilidades de menú con bebida y postre y/o café, que varían cada día, a un precio de $185 para las opciones de pasta, ensalada o pollo y $230 para la opción de parrilla.

Su cocina se especializa en productos de parrilla, carnes rojas sobre todo y achuras. También se pueden encontrar opciones de cerdo y pollo. Además, ofrecen una sección de Minutas con propuestas de milanesas, parrillada de vegetales, y una sección de Pastas, con básicos como ñoquis, sorrentinos o ravioles, que si bien no se hacen caseros ahí, su proveedor es de excelente calidad. También hay una sección de ensaladas y postres.

La carta comienza con las Entradas, con opciones a la parrilla como Provoleta Napolitana con jamón y tomate; Mix de Achuras con chinchulines, riñones y mollejas; o el Morrón Asado con huevo y parmesano.

En materia de Principales, sin dudas, su fuerte son las carnes. Cortes como Entraña, Bife de Chorizo o Matambre de Cerdo, se llevan las ovaciones de sus clientes, sin olvidar el Mix de Carne, con colita, asado y vacío; o el Mix de Cerdo con bondiola, solomillo y matambrito.

Si se va acompañado, la recomendación es optar por las Parrilladas para 2 o 4 personas, con chorizo, morcilla, chinchulines, riñones, mollejas, asado, entraña, vacio, pollo y cerdo.

Para acompañar sus carnes, es inevitable probar las Papas «Por H o por B» fritas con queso gratinado, panceta, crema, verdeo y ají molido; la Papa al Plomo Especial con panceta y parmesano; o las Papas Tupé, rústicas con panceta, verdeo y pimentón, entre otros.

También ofrece una variedad de Ensaladas, para degustar como acompañamiento o principal, como la Urbana con rúcula, tomate, queso parmesano, tomate perita y tomates cherrys con vinagreta de oliva, miel, mostaza y aceto, entre otras opciones clásicas. Para saborear otros platos fuera de la parrilla, Tupé ofrece tentadoras Pastas como Ravioles de pollo, carne y verdura; Sorrentinos de jamón y queso; Ñoquis tricolor, entre otros, con opción de Salsas Simples como fileto, crema rosa o crema de mostaza, y Salsas Especiales como Parisienne, crema de puerros, Scaparo, Capresse o Bolognesa. Además de clásicos argentinos como el Revuelto Gramajo; Milanesa a la Suiza con guarnición; Suprema a la napolitana con guarnición, entre otros.

Los Postres dan fin a un recorrido de sabores argentinos con propuestas como Flan casero con dulce de leche o crema; Zapallos en almíbar; Queso y Dulce; Panqueques de dulce de leche o la Copa «Tupé» con helado de crema, merenguitos y dulce de leche tibio, entre otros.

 

Bodegas

La propuesta de vinos contempla una gran variedad de bodegas, elegidas especialmente por Eduardo Caballero, por lo que se recomienda consultar las opciones disponibles por copa y 500ml. Su carta contempla vinos de corte, como el Don Valentín Lacrado. Entre las opciones de Malbec, se encuentran  vinos que van desde los $170 hasta los $1800 como, por ejemplo, Finca Las Moras, El Portillo, Alma Mora, Trapiche, Trumpeter, Álamos, Clos de los 7, Saint Felicien, DV Catena, entre otros.

 

Para Cabernet Sauvignon hay opciones como Rutini, Nicasia Cabernet Franc, Don David, entre otros. Para Syrah, Callia Akta Syrah. También hay alternativas de Sauvignon Blanc y Chardonnay. Y opcional, descorche.

Por otra parte, quienes gusten del whisky, pueden elegir entre Blender, J&B, y Johnnie Walker.

 

Negocio

Por el momento, no consideran ningún tipo de expansión de la marca o apertura de nuevo local. La idea es que Tupé sea un espacio íntimo, por lo que su local actualmente, aunque sea pequeño, funciona y refuerza la idea de familiaridad e intimidad. Al contar ya con 11 años de antigüedad en la zona, la competencia no es algo que les preocupe. Los clientes concurren al local porque allí conocen la calidad y saben que siempre van a ser recibidos como en familia, en un espacio donde se sienten cómodos, como en su casa.

 

Si bien la zona ha experimentado una afluencia de locales, las propuestas son distintas a lo que ofrece Tupé, por lo que conviven en perfecta armonía.