Se define al cambio climático como la variación global del clima de la Tierra a lo largo del tiempo. Existen dos conceptos que habitualmente se utilizan como sinónimos pero que presentan una importante diferencia: cambio climático y calentamiento global, donde este último es la causa principal del cambio climático, provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la acción del hombre. Argentina tiene un alto grado de participación en el cambio climático. A nivel global, emite el 0,9% del total de gases efecto invernadero, ubicándose entre los 20 y 30 mayores emisores del mundo. Dentro de América Latina, ocupa el tercer lugar, después de México y Brasil.
Escribe Dra. Gabriela Álvarez

En términos generales, podemos definir al cambio climático como la variación global del clima de la Tierra a lo largo del tiempo. Esta variación puede tener su origen en causas naturales o bien por la acción del hombre. En primer lugar, resulta fundamental diferenciar dos conceptos que habitualmente se utilizan como sinónimos pero que presentan una importante diferencia, aunque mantienen una estrecha relación: cambio climático y calentamiento global. El calentamiento global es la causa principal del cambio climático, es decir, el aumento de la temperatura del planeta Tierra provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la acción del hombre, están provocando variaciones en el clima que de manera natural no se producirían.
En otras ocasiones, la Tierra ya se ha calentado y enfriado de manera natural, pero lo cierto es que estos ciclos siempre habían sido mucho más lentos, tardando millones de años, mientras que actualmente, como consecuencia de la actividad humana, estamos alcanzando niveles que en otras épocas trajeron consigo extinciones en apenas doscientos años.

Los Gases de Efecto Invernadero, entre los que podemos mencionar el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano, tienen la propiedad de absorber y reemitir la radiación infrarroja que la Tierra recibe del sol. Ello da origen a un fenómeno llamado efecto invernadero natural, el cual hace posible que la Tierra mantenga una temperatura promedio de 15º C. Sin el efecto invernadero natural, la temperatura promedio oscilaría los -18º C. Si bien algunos de estos gases se encuentran de forma natural en la atmósfera, otros son consecuencia de las acciones del ser humano, como resultado de aquellas actividades vinculadas a la generación de energía, el transporte, la utilización y aprovechamiento del suelo, la actividad industrial, el manejo de los residuos, entre otros. Es por ello que la acumulación de estos gases en la atmósfera, sumado al efecto invernadero natural, provoca el aumento de la temperatura del planeta.
El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero producido principalmente por la actividad humana y es responsable del 63% del calentamiento global causado por el hombre. El metano es responsable del 19% del calentamiento global de origen humano y el óxido nitroso, del 6%.

Un poco de Historia

La época de la Revolución Industrial es señalada por los expertos como el punto de inflexión en el cual el ser humano comenzó a influir en el calentamiento de la Tierra, a través de las emisiones descontroladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. La Revolución Industrial tuvo su origen como consecuencia de un cúmulo de pequeñas revoluciones tales como la agrícola, la demográfica, medios de transporte, la tecnológica, entre otras, que dieron lugar a la creación entre la población de un nuevo modelo de consumo y producción. La temperatura subió 1,1 grado respecto del período preindustrial.
Dicha era recibe el nombre de Antropoceno, término a través del cual se define el nacimiento de una nueva era geológica, caracterizada por el incremento en el potente y lesivo accionar de la especie humana sobre el planeta, en especial a partir de los últimos dos siglos. El crecimiento exponencial de la población, la utilización de recursos cada vez más desmedidos, el aumento en la demanda y producción de energías obtenidas a través de combustibles fósiles han sido las principales causas del aumento de la temperatura en la Tierra.

Sobre este último punto, cabe detenernos para realizar una aclaración. Los combustibles fósiles tienen su origen en la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de animales y plantas, cuyos restos se han ido acumulando en fondos marinos o lacustres, quedando así fuera del alcance de los microorganismos descomponedores. Así, fueron cubriéndose por capas de sedimento. Debido a la presión y temperatura crecientes, estos restos fueron transformándose dando origen a los cuatro combustibles fósiles que existen: petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo. La mayor parte de la energía utilizada actualmente en el mundo proviene de los combustibles fósiles, ya sea para combustible de motores, generación de energía y electricidad, climatización de ambientes, entre otros. Una característica sumamente importante de este tipo de combustibles es que, a diferencia de lo que ocurre con los recursos de origen biológico, como la leña, el carbón vegetal, el biodiesel, no pueden ser repuestos a corto plazo, por ende hablamos de energías no renovables.

Principales Causas del Cambio Climático

El efecto invernadero como proceso natural permite a la Tierra mantener las condiciones necesarias para que en ella pueda existir vida. El inconveniente se presenta cuando la actividad realizada por el ser humano eleva la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, provocando que ésta retenga más calor del necesario, dando origen al ya mencionado calentamiento global.
Las principales causas que provocan el aumento en la temperatura de la Tierra son:
Aumento de gases efecto invernadero: Los gases como el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno, entre otros, son consecuencia de la quema de combustibles fósiles que se utilizan para generar electricidad, el transporte, la calefacción, la industria, la construcción, el uso en agricultura y ganadería, el tratamiento de aguas residuales, entre otros.
Crecimiento de la Población: El número de habitantes del planeta se encuentra creciendo exponencialmente. El aumento de la población genera la necesidad de más recursos, lo que acelera la emisión de los gases, producto de los procesos de producción.
Deforestación y destrucción de Ecosistemas terrestres: Solamente en los últimos 10 años, se han destruido más de 13 millones de hectáreas. Los bosques y las selvas tropicales desaparecen a gran velocidad. Ello provoca importantes consecuencias en la atmósfera, debido a que los bosques son los encargados de absorber el dióxido de carbono y devolverlo a la atmósfera en forma de oxígeno.
Destrucción de Ecosistemas marinos: Los océanos también actúan absorbiendo el dióxido de carbono. Asimismo, cuando el océano se acidifica, ello provoca la muerte y desaparición de la flora y la fauna marina.
Falta de conciencia social: La falta de conciencia en la sociedad acerca de la gravedad y urgencia de los problemas ambientales, nos conduce a prácticas de consumo que afectan a nuestros recursos naturales.
Urbanización: Los procesos de cambio en la utilización del suelo, tales como cuando se reemplaza la cobertura natural para construir una ciudad o actividades productivas. Con este tipo de acciones, se modifica la composición química de la atmósfera, intensificando así un proceso natural como es el efecto invernadero, generando una mayor retención de energía solar en la atmósfera, lo que colabora con el aumento de la temperatura del planeta. Pero no sólo aumenta la temperatura, sino que se modifican todo tipo de variables climáticas, como la humedad, los vientos, las tormentas más intensas, entre otros.

Consecuencias del Cambio Climático

La principal consecuencia del aumento de la temperatura en la Tierra que da origen al cambio climático es la amenaza que implica para la flora y la fauna, pero también para la existencia y calidad de vida misma del ser humano. Entre las principales consecuencias podemos citar:

Cambios en los Ecosistemas y desertificación: El cambio en las condiciones de vida que se produce en los entornos naturales genera muertes, enfermedades y migraciones masivas de especies.
Derretimiento de los polos y aumento del nivel del mar: El aumento de la temperatura, da origen al derretimiento del hielo existente en los polos, lo que provoca el aumento del nivel del mar y, por ende, las crecientes inundaciones.
Acidificación de los océanos: La concentración de elevados índices de dióxido de carbono provoca la muerte y la enfermedad de peces, algas, corales y otros organismos submarinos.
Fenómenos metereológicos extremos: El cambio climático genera como consecuencia directa una radicalización de los fenómenos naturales que reaparecen cada vez más seguido, elevando su magnitud, ejemplo de ello son los huracanes, ciclones, tifones, sequías, inundaciones, lluvias o nevadas, las cuales elevan su nivel de violencia a causa del calentamiento global, provocando más muertes, damnificados, desplazados y daños materiales.
Extinción de especies: El cambio en los ecosistemas y la desertificación provocan la muerte de entre 10.000 y 50.000 especies cada año.
Migraciones masivas: La necesidad de la gente de mantener a salvo a sus bienes y su persona, generó en los últimos años un movimiento poblacional, escapando de aquellos lugares donde los fenómenos climáticos acechan con mayor rudeza.

Cambio climático en Argentina

En primer lugar, cabe mencionar que el calentamiento global no se distribuye de forma homogénea a lo largo de toda la Tierra, sino que hay sectores donde la temperatura se elevó más y otros lugares donde no tanto. La región del Ártico es el lugar que más sufrió las consecuencias del aumento de la temperatura, lo cual explica el derretimiento de los hielos y el ascenso del nivel del mar.
Ahora bien, ¿Cómo impacta el cambio climático en nuestro país? Argentina, debido a su vasto territorio, sufre el cambio climático de manera diferente a lo largo de toda su extensión. La región más afectada por el aumento de la temperatura es la Patagonia, donde se elevó 1 grado, mientras que en el centro-norte del país aumentó medio grado. El impacto más visible se dio en relación al aumento del nivel de precipitaciones. Hubo modificaciones relevantes en el Litoral y la Pampa Húmeda, donde no solo llueve un 30 por ciento más que en la década del 60, sino que se modificó la forma en la que llueve, ya que tienden a darse episodios más separados en el tiempo pero más torrenciales, lo que implica mayor cantidad de agua en menos tiempo. Por eso, se producen inundaciones o anegamientos.
En el caso de la ciudad de Buenos Aires, se triplicaron los casos en los que llueve más de 30 mm en media hora, lo que implicó que la ciudad tuviera que tomar medidas para evitar las inundaciones. Mientras tanto, en la zona de Cuyo y el Comahue hay una tendencia a la reducción de la precipitación, lo cual impacta en la reducción de los caudales de los ríos, cuya agua se usa para consumo humano y para actividades productivas. En la zona del Comahue, la zona del Alto Valle, el agua también se utiliza para la generación de hidroelectricidad, y tener menos agua disponible significa contar con menos producción. En esa zona, además, aumentó la temperatura, por eso se retraen los glaciares en la zona andino-patagónica. Tenemos mayor recurrencia de olas de calor que, en realidad, tienden a durar más días y alcanzar umbrales de temperatura más altos.
Nuestro país tiene un alto grado de participación en el cambio climático. A nivel global, Argentina emite el 0,9% del total de gases efecto invernadero, ubicándose entre los 20 y 30 mayores emisores del mundo. Dentro de América Latina, ocupa el tercer lugar, luego de México y Brasil.
El alto grado de incidencia de Argentina en el calentamiento global proviene de la industria energética con un porcentaje del 52,5%, energía que se utiliza para generar electricidad, comercial, residencial y medios de transporte. El 40% pertenece al sector de agricultura y usos del suelo. El 20% a la ganadería.

Soluciones al Cambio Climático

La única forma de encontrar una solución para revertir todas las consecuencias que hemos venido comentando, tiene que ver con la conciencia social. Tomar conciencia de los daños que le estamos generando al planeta, implica que realicemos acciones tendientes a subsanarlo y al menos evitar su aceleramiento. Ello requiere una transformación cultural enorme, ya que significa modificar la forma en la que producimos y la forma en la que consumimos. Ese cambio cultural comienza por nuestras acciones particulares de cada día. Obviamente desde ya, ese cambio individual debe venir acompañado por políticas públicas tendientes a lograr ese mismo objetivo.
Existen tres acciones fundamentales para reducir los efectos del cambio climático, y ellas son:
Mitigar sus efectos, a través de acciones tendientes a reducir y eliminar la emisión de gases efecto invernadero. Ello implica una mayor inversión en la utilización de energías renovables, el vuelco hacia una economía baja en carbono, la implementación de medios de transportes eficientes.
Adaptarnos al entorno, realizar acciones tendientes a reducir la vulnerabilidad a los cambios climáticos, tales como la reforestación, la depuración del agua, el mejoramiento de la infraestructura, inversión en investigación acerca del comportamiento de la temperatura, entre otros.
Acuerdos internacionales, cumplen un rol fundamental en el tratamiento del cambio climático, brindándose colaboración mutua en la creación de pactos comunes acerca de cómo abordar esta problemática.