Jorge Lemus trabaja desde mediados del año 2012 en la elaboración de un Plan Nacional de Salud que Mauricio Macri le encomendó en caso de que fuera elegido Presidente. Se trata de un proyecto complejo que comprende doce Políticas de Estado basadas en un diagnóstico de situación que contiene no sólo la visión de Lemus como especialista sino también la opinión de un importante número de sanitaristas argentinos. En diálogo exclusivo con Informe Operadores de Mercado, el Ministro desarrolla cuatro de esas políticas: 1. Cambios en el Sistema Nacional de Salud (Sistema integrado de vasos comunicantes); 2. Cobertura Universal de Salud; 3. Fortalecimiento y extensión de la estrategia de atención primaria; 4. Creación de una Agencia Nacional de evaluación de tecnologías en Salud.

 

Entrevista exclusiva al Dr. Jorge Daniel Lemus, Ministro de Salud de la Nación.

– ¿Cuál fue el tema central de la reunión que mantuvo en Olivos con el Presidente Macri?

– Tuvimos una reunión en Olivos para hablar de los lineamientos globales después de 90 días de gestión, hacer un diagnóstico de situación y traer nuestros propios planes. Le decía al Presidente que tenemos cuatro áreas para abordar, las cuales venimos trabajando al mismo tiempo en estos noventa días de gobierno. En primer lugar, problemas que venían de la administración anterior y tuvimos que resolver; segundo, emergencias también para resolver, las inundaciones y la epidemia de dengue que comenzó en noviembre, que generó que los meses de enero-febrero fueran muy altos en número de casos comparados con valores históricos, y que siempre ha hecho su pico en los meses de marzo-abril, por eso estamos preocupados respecto a su evolución. Quizás si todas las cosas se hacen bien, la comunidad colabora en ‘la descacharrización’, y ayuda también el medio ambiente, en el sentido de que deje de llover y venga anticipadamente el frío, puede ser que no lo tengamos. En este momento, podemos decir que hemos estudiado unos 15.000 casos en todo el país. De ellos, un 10% ha sido descartado y el resto son casos probables o estudiados, ya sean importados o autóctonos. Así que, hasta el presente, constituye un brote epidémico importante. El único que estuvo a esta altura es el del 2009, pero la diferencia es que los casos se adelantaron mucho. En enero y febrero no suelen haber muchos casos, y esta vez hubo un número importante. Por eso estamos esperando qué va a suceder en marzo y abril, una espera armada porque hay que estar preparados. También tenemos chikungunya y zika, que si bien no tienen la importancia del dengue en cuanto a números de casos, también son preocupantes, especialmente zika que es una enfermedad muy peligrosa. En Brasil y Colombia, donde han ido a veranear muchos argentinos, hay un importantísimo brote epidémico con casi 2 millones de personas infectadas en Brasil y 600 mil en Colombia, lo cual nos ha traído cinco casos importados y uno que está siendo estudiado donde existe posibilidad que sea por transmisión sexual, y que entonces sea un caso autóctono, de persona a persona, donde el virus del zika se concentra en el semen, con lo cual, se agregaría un factor más. Por otra parte, en su primera infección el zika ya produce problemas mucho más importantes que el dengue, ya que puede provocar complicaciones neurológicas, especialmente el síndrome de Guillain-Barré, microcefalia y otras alteraciones. Se discutió sobre el zika y el dengue en la reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS en Ginebra, especialmente sobre el zika, y como resultado de ver la importancia de la epidemia que ya afectaba a 26 países, la OMS lanzó una emergencia sanitaria internacional. Después se produjo la reunión en Montevideo donde los Ministros de Salud del Mercosur y de otros países que tienen circulación viral, nos reunimos para tomar una determinación común contra el zika, porque es realmente una enfermedad peligrosa. Por suerte para nosotros, a pesar de los argentinos que viajamos para allá, no pareciera que tuviéramos grandes problemas, pero siempre hay que tener cuidado porque esto va a seguir en el norte, como el caso del dengue. Para nosotros, el dengue es epidémico, pero en otros países como Paraguay o Brasil es endémico, lo cual significa que hay dengue todo el año. Por lo tanto, nosotros tenemos una carga de pacientes importados, donde si seguimos teniendo mosquitos, la posibilidad de hacer un brote siempre existe.

 

– Siendo usted un sanitarista de raza, ¿con qué Ministerio de Salud de la Nación se encontró y qué Política de Estado implementará en el Gobierno del Presidente Macri?

– En realidad, Mauricio Macri me puso a trabajar en un Plan Nacional de Salud, para el caso que fuera elegido presidente, ya desde mediados del año 2012, cuando dejé el Ministerio de Salud de la Ciudad y empecé a trabajar en esto. Por lo tanto, estuve tres años trabajando en la redacción de un Plan Nacional de Salud, en su presentación a actores sociales y también a otros partidos políticos, para ver el grado de aceptación que pudiera tener y, por último, en los seis meses previos a las elecciones, en la presentación del plan en todos los foros que pudimos conseguir o en los que nos pidieron que lo lleváramos. Se trata de un plan complejo que comprende doce políticas de Salud, de Estado, y que se basa en un diagnóstico de situación que, además de hacerlo nosotros, es decir, yo como sanitarista, que tengo 50 libros publicados sobre el tema, pero además de mi opinión, estudié la opinión de un importante número de sanitaristas argentinos, y vi una correspondencia de casi 70 u 80%. Esto nos llevó a intentar una política de Estado, porque semejante grado de coincidencia es muy bueno para que uno lleve adelante algo con lo que están de acuerdo todos, no solamente nosotros. En este sentido, se hizo un plan nacional que contiene doce políticas de Estado. Si bien no podemos hablar de las doce, sí por lo menos de las más prioritarias. Una de ellas corresponde a los cambios en el Sistema Nacional de Salud, ya que tenemos un sistema muy segmentado, que tiene 24 provincias, y también muy fragmentado, en un sector de obras sociales, un sector privado, otro público, un cuarto sector que es el del PAMI, un quinto que serían las ART, y un sexto que se está construyendo día a día que son las leyes por enfermedad y los amparos judiciales. Es decir, que va a haber una judicialización cada vez más importante, lo cual conspira contra el sistema, que presenta altos costos de transacción al estar tan dividida la población, y sin tener ningún sistema de vasos comunicantes. Por lo tanto, sin hacer ninguna revolución, sino a través de aproximaciones sucesivas y teniendo un norte claro detrás del cual ir todos, tenemos la posibilidad de bajar esta segmentación y fragmentación, haciendo un sistema integrado de vasos comunicantes, donde el Estado nacional y también los estados provinciales intervengan y sean una garantía para lograr una competencia regulada dentro del mismo. El segundo tema, que está bastante relacionado con el anterior, es tener una cobertura universal de salud, un poco el ejemplo de la Ciudad de Buenos Aires con la cobertura porteña de salud. En definitiva, uno diagnostica que hay una parte de la población que tiene cobertura en algún subsector -obra social, prepaga, PAMI, etc.- y otra parte tiene su cobertura en el sistema público. Nosotros vamos detrás de esto pero nominalizando al paciente, no que vaya al hospital como un anónimo, sino que tenga una tarjeta o un documento nacional de salud con una historia clínica pública fiscalizada, y que nosotros sepamos cuántos pacientes tiene cada provincia. Entonces, todos los planes y programas que tiene la nación van a ir en apoyo de esto, porque de lo contrario, existe una fragmentación y verticalización de dichos programas. Uno puede brindar lentes y otro arreglos dentales, pero no existe una cobertura única y entonces el paciente tiene que estar dando vueltas para que le den los medicamentos o lo atiendan. Por lo tanto, estamos detrás de tener una cobertura universal, con apoyo del Ministerio para poder lograrlo en las provincias. A todo esto, hay provincias que ya lo tienen, es decir, no es ninguna revolución sino poder hacerlo en todo el país. Vale decir que, hay un acceso de la población que no tiene otros accesos. El tercer aspecto, que es un poco clásico, más para mí que estoy detrás de esto hace muchos años, es el fortalecimiento y extensión de la estrategia de atención primaria de salud. Nosotros tenemos una asignatura pendiente respecto a la atención primaria, así que vamos a ir detrás del apoyo a la misma. Un cuarto aspecto es la creación de una agencia nacional de evaluación de tecnologías en salud, ya que consideramos que al país le hace falta. Si bien tenemos ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), se ocupa de otras cosas. Buscamos una agencia que vea la correspondencia científica de medicamentos, aparatos o procedimientos médicos que se incorporen, y después también tiene que dar una idea de qué cubre la solidaridad, es decir, quién tiene evidencia científica como para que sea cubierto por la solidaridad. Esto significa que podría haber medicamentos, aparatos o procedimientos que la solidaridad no cubría. Esto también le viene muy bien a los médicos para saber en el día del procedimiento sobre determinados aspectos de la tecnología.

 

– ¿Las obras sociales y sindicatos juegan a favor?

– En estos tres años del proyecto nos hemos ocupado precisamente de hablar con los actores, y cuenta con el apoyo de todos. Obviamente necesitamos una ley, la cual está casi terminada, y una vez que esté finalizada, si bien hay un apoyo a la agencia, hay que ver si continúa el apoyo a los aspectos instrumentales de la misma. Probablemente, habrá que pulir cosas y pactar otras. La idea que tenemos para todo el ministerio es diálogo, consenso y alianza estratégica.

 

– La gobernadora Vidal mencionó recientemente que proyectan implementar un servicio de emergencias similar al SAME…

– Esa es otra de las políticas que tenemos, que es el abordaje de las emergencias y catástrofes. Con la cantidad de habitantes que tiene la Provincia de Buenos Aires, no posee aviones sanitarios. Tenemos una política de Estado de cómo crear a nivel municipal y provincial un sistema parecido al SAME, que no va a ser exactamente igual porque cada lugar tiene sus características. La nación tiene una Dirección Nacional en Emergencias Sanitarias que va en apoyo de las provincias. Nosotros queremos apoyar a los municipios y a las provincias para que desarrollen un sistema igual al SAME con apoyo nuestro y del SAME también. El SAME se convirtió ya en una marca registrada.

– Mientras esto sucede, ¿la Ciudad de Buenos Aires y la Nación van a asistir a aquellas provincias que tienen escasez de recursos y poca infraestructura sanitaria?

– Hace pocos días salió publicado en el Boletín Oficial la formación de una comisión que comience a estudiar este tema, empezando por el AMBA, donde vive casi un tercio de la población del país. Vamos a comenzar por el AMBA, en primer lugar por la cercanía con el sistema de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires, y después por la necesidad relativa al número de habitantes. Vale decir que va a existir una estrategia compartida entre Nación, Ciudad de Bs. As. y Provincia, lo cual es metafóricamente «un alineamiento de los planetas», ya que es la primera vez que hay una estrategia común.

 

– ¿Van a exponer públicamente el estado en que encontraron el Ministerio de Salud, los hospitales públicos y la deuda existente con el PAMI?

– PAMI lo presenta por su cuenta porque no depende de nosotros, sino directamente de Presidencia. Nosotros hicimos un diagnóstico de todos los lugares. ¿Qué encontramos? Cosas que estaban mal hechas, dentro de las cuales, algunas tienen que ser investigadas. Además encontramos cosas con las cuales no estamos de acuerdo porque están hechas para otro plan que no es el nuestro, y que consideramos que no tienen que continuar. El tercer aspecto son los programas que traemos nosotros. Estamos abocados a este tema desde el primer día. Es de público conocimiento el tema del Posadas, donde hemos investigado punto por punto la deuda contraída y los gastos que se hicieron, siempre buscando la mayor transparencia posible y, en su medida, judicializarlo para que haya un ente transparente que no tenga preferencia por uno o por otro. Después, hay cosas que dejamos de hacer porque creíamos que no era así como había que hacerlo. Y luego están las nuevas cosas que nosotros estamos trayendo, de las cuales hemos hablado. Y obviamente el objetivo es no dilapidar fondos de ninguna manera, porque el país está en un compromiso grave según expresó el Presidente. Estamos en una posición muy delicada desde el punto de vista financiero y, si queremos parar la inflación, tenemos que ubicar el gasto público improductivo. Tenemos órdenes de ser muy precisos respecto de lo que encontramos, lo cual también se está moviendo a nivel del personal, que es un tema muy delicado.

 

– ¿Hubo despidos o personal cesanteado en el Ministerio?

– Sí, «cesantear» no es el término porque la mayoría tenía contrato, con lo cual, lo que sucedió es que ese contrato no se renovó. En esta situación, dimos prioridad a que el personal fuera necesario y, en segundo lugar, idóneo. Puede suceder que una persona sea necesaria pero que no tenga idoneidad para ese puesto. Y el tercer aspecto que consideramos es que realmente trabaje. En estos tres meses, tuvimos que hacer una delicada labor de estudiar caso por caso, para ver dónde estaba y qué hacía. En definitiva, esto va a ser analizado a futuro, porque había crecido una enormidad el número de contratos, especialmente a través de tercerizaciones con las universidades. ¿Qué queremos a futuro? Volver a la Ley 1.133, porque los puestos públicos se obtienen por concurso, no porque sea «acá o alla» ni por contrato. Si uno necesita personal, tiene que llamar a concurso como dice la ley, ni hablemos de los puestos de conducción que requerirían un concurso hasta más fino. Por eso vamos a cumplir con la ley. Nosotros vamos a llamar a concurso, y si lo gana quien ya lo tenía, mejor, pero hay que darle la oportunidad a otro que sea mejor que el que estaba. Para ello, empezamos a citar la función de carrera, que estaba desaparecida, es decir, la institución que analiza los concursos. Esto lo hicimos en todos los puestos del Ministerio y de sus Entes descentralizados, incluyendo la Superintendencia. Cada área tiene que ir a un mismo proceso de transparencia para que esta situación no vuelva a producirse. De lo contrario, uno trae otros con el mismo criterio, y lo que tiene que cambiar es el criterio de fondo.

 

– ¿Es difícil proveer a los hospitales públicos de insumos y de aparatología para que funcionen correctamente y un paciente no espere durante horas un turno?

– Tenemos problemas en los hospitales públicos de diversos niveles, también centros de salud y otras instituciones médicas. Existen problemas de infraestructura donde hay de todo, tenemos hospitales nuevos, algunos que están más o menos y otros que están muy mal; en segundo lugar, tenemos problemas de equipamiento, donde a veces está la infraestructura pero todavía no se tiene el equipamiento o éste es obsoleto; pero la peor de todas es que el sistema de salud es recurso-humano dependiente. Si uno no tiene los profesionales de la salud, por más que tenga todo lo demás, está perdido. Tenemos un grave problema de Recursos Humanos en Salud, que es de formación y de distribución. Existen provincias que tienen hospitales nuevos y no logran conseguir médicos para esos establecimientos. También existen Especializaciones que comenzaron a hacerse muy críticas, como Anestesiología, Neonatología o Terapia Intensiva, y no se consiguen profesionales. Además, tenemos problemas de distribución, donde tal vez hay un exceso de médicos en las ciudades pero no en las áreas rurales, por eso tenemos que hacer todo un nuevo sistema de incentivos para que esa gente vaya donde más la necesitan. Por lo tanto, va a ser un arduo trabajo y muchas de estas cosas que estoy mencionando no van a ser propias de cuatro años de gestión, sino que hay que dejar las cosas armadas para tener un horizonte. Tal vez no se logra alcanzar en cuatro años, pero las cosas quedan armadas para ir solucionándolas con el paso del tiempo. Si uno observa cuál es el estado de un hospital público o centro de salud hoy en día, el resultado es muy desparejo. Hay lugares que están relativamente bien, otros que están en problemas -poseen algunos de estos tres problemas- y otros que están en estado catastrófico y hay que intervenir, porque la atención de los pacientes pasa por ahí. La posibilidad de tener una cobertura universal de salud es muy buena porque lleva fondos hacia el lugar donde atienden a los pacientes, y por eso es una buena manera de apoyar a quienes tienen que ser apoyados.

 

– ¿La falta de medicamentos oncológicos, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires, es el resultado de una mala política sanitaria?

–  Hemos encontrado algunos programas, como por ejemplo Incluir, con un atraso muy importante en los pagos, y dentro de él existen muchos pacientes de este tipo, con pensiones graciables y discapacitados. Hemos encontrado un atraso de cuatro meses y están al borde de cesar la atención porque no son privados y no pueden soportarlo. Nosotros estamos pagando hasta donde podemos y estamos tratando de hacernos cargo de esa deuda. En estos tres meses, pagamos muchos millones de pesos, ya que la idea es no tener deuda. La Superintendencia le pagó a las obras sociales una cantidad muy importante de dinero que le debía injustamente, y allí están incluídos pacientes oncológicos y con HIV. Estamos hablando de casi 1000 millones de pesos que se pagaron en dos semanas. De aquí en adelante la idea es no atrasarse más. Todo esto lo estamos manejando con cautela y transparencia, tratando de ahorrar fondos, porque la situación financiera del país es grave. Existe una brecha fiscal enorme, que si no la reducimos lentamente, no vamos a poder bajar la inflación. Y esto puede alterar todos los planes, porque no es lo mismo un aparato con 30% de inflación, donde la reposición de todo esto va a ir aumentando. Y las reservas que uno tiene van a ir cayendo en la misma medida, entonces va a llegar un momento que nos vamos a quedar sin fondos. Hay que tener mucho cuidado y ser muy eficiente, eficaz y efectivo al realizar las cosas, y repensarlas todo el tiempo. El Presidente nos pidió repensamiento en la necesidad de hacer las cosas. En estos tres meses, pagamos muchas cosas. La idea es que ya no falten medicamentos oncológicos ni vacunas. Pensamos que vamos a poder financiar todo esto, pero hay que ser muy transparente y cuidadoso con el gasto. Ya se han hecho muchos ahorros pero hay que poner el esfuerzo en vigilar el gasto, porque cuando las cosas se hacen mal, las paga el paciente. La inflación es el peor de los impuestos porque afecta a los más pobres. Si uno es cuidadoso, está haciendo algo por los más pobres. Estamos reviendo todos los convenios, haciendo un estudio integral, sobre todo los relacionados a pacientes que vienen del exterior a atenderse, y no precisamente de países pobres. La ley básica de salud dice que tenemos que atender a todos, y ningún médico va a dejar de hacerlo, pero queremos ver cómo eso puede ser reintegrado, ya que resta fondos para el sistema. Como tenemos una cobertura muy amplia, hay gente que, por ejemplo, viene a atenderse en casos de medicina de alta complejidad.