La llegada de la pandemia provocó importantísimos cambios en la sociedad, que también se ven reflejados en el mundo asegurador. Durante la cuarentena, debido a la reducción de la movilidad, los accidentes automovilísticos -que son por excelencia el tipo de siniestro más frecuente- sufrieron un drástico descenso. Al pasar más tiempo en sus domicilios, los siniestros de averías de electrodomésticos sufrieron un gran incremento. Como otra cara de la misma moneda, la actual crisis económica provocó un aumento en la cantidad de fraudes cometidos sobre todo en lo relativo al robo de ruedas de vehículos, que es otro de los protagonistas de esta pandemia.
Escribe Dra. Gabriela Álvarez

El análisis de la evolución de los siniestros del sector en los últimos tiempos está claramente marcado por el surgimiento de la pandemia y el coronavirus, y más específicamente en nuestro país, debido a la extensa cuarentena que Argentina atravesó durante el año 2020, a raíz de la reducción de la movilidad decretada a partir de marzo de 2020, la cual de a poco se fue levantando a medida que el clima y la temperatura se hacían más favorables en los meses de octubre, noviembre y sucesivos, lo que también venía acompañado de la baja en el número de contagios de Covid 19, hasta reducirse casi de forma inexistente en los meses de verano, Enero, Febrero y Marzo, dando de esa manera un respiro a la población agotada de los meses de encierro y a los locales comerciales, que trataron en esa fecha de regresar a una especie de «normalidad» y recuperar todo el dinero perdido en los meses que debieron permanecer cerrados.
Durante esa etapa, la población y los locales lograron adaptar sus medidas de seguridad y cuidados a esta nueva vida, con el uso de alcohol para ingresar a cada local, la colocación de medidas de seguridad en los casos de atención al público a través de mamparas, distanciamiento social y límite de personas dentro de los negocios, medición de la temperatura al ingresar. Los colegios y las actividades sociales y recreativas, volvieron a estabilizarse ya a principios de este año, una necesidad tan importante luego de meses y meses de confinamiento.
No obstante ello, cuando todo parecía que volvía a reactivarse, la segunda ola destrozó las expectativas de grandes y chicos, pobre y ricos, atravesando por igual todo tipo de situaciones. El incremento exponencial en el número de contagios que Argentina atraviesa actualmente y el colapso del sistema sanitario, llevó a las autoridades a disponer nuevas restricciones tendientes a bajar el número de contagios. Medidas como la reducción de la movilidad en horarios nocturnos, la prohibición de reuniones sociales y la realización de deportes en lugares cerrados y en lugares abiertos con un número acotado de participantes, nos recordó los inicios de la llamada cuarentena y todo indicaría que estas medidas se irán incrementando en los meses sucesivos, cuando el frío provoque el surgimiento de las típicas enfermedades de la época invernal, la utilización de lugares cerrados para protegerse de las bajas temperatura, sumado a todo ello el hastío de la sociedad argentina que en muchos casos ya no acepta regresar al confinamiento por cuestiones de salud mental, tanto de adultos como de niños, y de emprendimientos que no soportarían un nuevo cierre total.
Todas estas nuevas situaciones que se van generando impactan de forma directa sobre los distintos sectores de la economía en diferentes intensidades, hoy en día el turismo y lo relativo al ocio, como boliches, bares, restaurantes, cines, teatros, shoppings, parecieran ser sin duda alguna los más afectados.

Seguros y siniestralidad

Sin embargo, el sector asegurador no escapa a esa realidad, donde las nuevas formas de movilidad impusieron la necesidad de la creación de nuevas coberturas, como es el caso de las bicicletas y monopatines. La reducción del uso de automóviles particulares durante la época de cuarentena obligó a las compañías a reducir las primas a la mitad con el fin de mantener a sus clientes.
Las coberturas de tecnología, asociadas sobre todo a la nueva organización del trabajo desde los domicilios particulares, fueron de gran interés para los clientes.
El riesgo visible que generó en la salud el tema del coronavirus provocó una toma de conciencia por parte de la sociedad sobre los riesgos a los que se ven expuestos, lo que provocó un gran aumento en las consultas sobre coberturas de salud y de vida.
Todas estas variaciones que fueron viviendo las diferentes coberturas, tuvieron un gran impacto en la siniestralidad. Durante la época de la cuarentena, debido a la reducción de la movilidad, los accidentes automovilísticos -que son por excelencia el tipo de siniestro más frecuente- sufrieron un drástico descenso. Al pasar más tiempo en sus domicilios, los siniestros de averías de electrodomésticos sufrieron un gran incremento.
Como otra cara de la misma moneda, la situación actual de crisis económica que atraviesa la sociedad, provocó un aumento en la cantidad de fraudes cometidos sobre todo en lo relativo al robo de ruedas de vehículos, que fueron uno de los protagonistas de esta pandemia.

ACCIDENTES DE TRÁNSITO

Los accidentes de tránsito continuaron siendo durante el 2020, aún con la cuarentena y la pandemia de por medio, el principal motivo de muerte de personas de 5 a 27 años. Durante ese año también, 6 de cada 10 víctimas fatales en siniestros viales, resultaron ser motociclistas, ciclistas y peatones. Tengamos en cuenta que en los primeros meses del año 2021, la circulación alcanzó casi los mismos niveles pre pandémicos.
La falta de controles, las penas insuficientes y el desprecio por las normas de parte de los conductores, constituyen sin duda la principal causa de los accidentes de tránsito.
Pero la existencia de la pandemia provocó que tomaran relevancia dos nuevos puntos fundamentales, que son el exceso de velocidad y el alcohol al volante. Las calles vacías fueron la excusa perfecta para exceder los límites de velocidad, sobre todo por parte de los jóvenes. Basta recordar sin ir muy lejos, el caso que se hizo de público conocimiento, ocurrido recientemente en la localidad de Lanús, donde dos chicas de 22 y 26 años que circulaban en un vehículo Audi a 160 kilómetros por hora, colisionaron luego de perder el control contra un poste de luz, arrojando como consecuencia el fallecimiento de ambas. Minutos antes del accidente, el conductor del vehículo y el acompañante, habían publicado en las redes un video brindando con whisky mientras conducían. Este caso se volvió paradigmático, pues reúne en un solo hecho tres de las causales fundamentales de los accidentes de tránsito: exceso de velocidad, el no uso del cinturón de seguridad y el alcohol al volante.
Actualmente, la amenaza de la pandemia provocó que los controles de tránsito existentes se dediquen casi de forma exclusiva a la supervisión de temas relativos al Covid 19, principalmente el uso de los permisos de circulación, provocando un marcado descenso en los controles de alcoholemia. A su vez, ese tipo de controles suelen estar ubicados siempre en los mismo lugares, lo que facilita la tarea para quienes han bebido bebidas alcohólicas y les alcanza con tomar por otros caminos para poder seguir su circulación.
Asimismo, dentro del rubro accidentes de tránsito, se nos abre otro frente que tiene que ver ya no con la atención de los terceros por la cobertura de Responsabilidad Civil, sino más bien con la atención de los siniestros de los propios asegurados que tienen coberturas todo riesgo. En este rubro en particular, los inconvenientes que viven las aseguradoras, día a día, están dados principalmente por la restricción a las importaciones a la hora de adquirir repuestos para la reparación de los vehículos. Ello genera terribles demoras que, sumado a la inflación existente en nuestro país, complica el manejo cotidiano de este tipo de siniestros.

SINIESTROS DE HOGAR

Los bienes materiales son, al menos en nuestro país, lo primero que la sociedad piensa en asegurar. Bienes como el auto, el hogar y su contenido, tienen prevalencia sobre seguros de salud, de vida, de retiro, entre otros. Sin embargo, a pesar de que la compra de una nueva vivienda es -por decirlo de alguna manera- la mayor inversión que una persona realiza a lo largo de su vida, no todas consideran la posibilidad de asegurarlo, a pesar de estar expuestos a numerosos riesgos, entre los cuales podemos destacar principalmente los daños por agua, los daños eléctricos, los incendios, los robos, la rotura de cristales, los daños a electrodomésticos, entre otros.
Debido al confinamiento y la presencia de las familias en sus hogares, prácticamente todo el día, los siniestros más frecuentes estuvieron asociados al rubro del hogar o también llamado combinado familiar, sobre todo en lo relativo a incendios, daños por agua y electricidad, daños a electrodomésticos, no así el caso de los robos, el cual sufrió un descenso muy considerable.
Otra situación que podemos destacar es el mayor uso de los servicios de asistencia que numerosas aseguradoras ofrecen como adicionales al seguro de hogar, tales como reparación de electrodomésticos y asistencia informática derivada del teletrabajo.

ROBOS DE RUEDA

La gran crisis económica que atraviesa nuestro país, sumado al aumento de la circulación en estos últimos meses y el miedo reinante en la sociedad con respecto a la inseguridad, provocaron que los siniestros de robos de rueda sean cada vez más frecuentes.
Los dueños de los vehículos, ante el riesgo de verse expuestos a ser asaltados en la puerta de su domicilio, o bien que los delincuentes ingresen al mismo en el momento que ingresan su auto al garaje, lo que comúnmente se conoce como entradera, generaron el hábito de muchos propietarios de dejar sus vehículos en la calle durante toda la noche y parte del día.
La facilidad con que actualmente los delincuentes roban las ruedas de los vehículos, tanto de posición como de auxilio, donde les basta con unos pocos segundos para llevar a cabo su accionar, sumado a la gran cantidad de vehículos que pasan sus noches en la calle, han provocado un verdadero boom de este tipo delictivo.
Sin embargo, el siniestro de robo de rueda tiene otra cara no tan visible, y ella está constituida por el exponencial aumento de los siniestros de ‘auto robo de ruedas’, donde el mismo asegurado que sufrió un inconveniente con las ruedas de su auto, denuncia el robo de la misma para ser abonada por el seguro, aunque el robo no haya existido. Y ello se debe principalmente a varias características:
• El enorme aumento del valor de las ruedas de los vehículos.
• La crisis económica existente
• La falta de percepción del accionar como un delito, justificando su comisión en haber pagado mucho tiempo un seguro sin necesidad de utilizarlo.
• La complejidad que implica para las compañías de seguros detectar este tipo de fraudes, debido a que al asegurado le basta con sacar una rueda y denunciar su robo, sin posibilidad de realizar muchas más gestiones.
• La rapidez con la que las compañías suelen abonar este tipo de siniestros, muchas veces sin investigación alguna.
• La imposibilidad en muchos casos de realizar inspecciones previas de los vehículos en forma presencial.
Sin embargo, podemos destacar que en estos últimos tiempos, las aseguradoras están poniendo un enorme esfuerzo en detectar este tipo de robos, atento que han advertido la cantidad de siniestros fraudulentos que se denuncian por día y los enormes costos que se ahorran a través de la contratación de estudios especializados en la materia, dedicados específicamente a descubrir este accionar.

COBERTURAS DE BICICLETAS, MONOPATINES Y BICICLETA ELÉCTRICA

La pandemia, con la consecuente reducción del uso del transporte público solamente a esenciales, sumado al miedo al contagio al viajar en lugares cerrados y de gran afluencia de gente, generó en la población la posibilidad de la utilización de otros medios de transporte alternativos. En esa búsqueda, sin duda alguna en épocas de confinamiento, las bicicletas de todo tipo se multiplicaron en las calles, ya sea como medio de llegar al lugar de trabajo, de movilización de un lugar a otro, o bien como medio de esparcimiento de las familias que utilizaban esa alternativa para disfrutar con sus hijos.
Ello provocó un aumento muy considerable del valor de estos bienes, que lograron duplicar o triplicar su valor. Debido a ello y a la posibilidad latente de que dicho bien sufriera algún daño o incluso que fuera sustraído, las consultas por pólizas de cobertura de las bicicletas crecieron exponencialmente.
Las compañías sacaron productos específicos para estos bienes, que antes solían ofrecerse solamente como un adicional a las pólizas de hogar y sólo contra robo. Se diseñaron productos que cubren no sólo el robo total de la bicicleta, monopatín o bicicleta eléctrica, sino también los daños que su conductor pudiera causar a terceros, los daños propios del bien, incluso adicionales como coberturas de accidentes personales y servicios de asistencia. La imposibilidad de movilizarse trajo como consecuencia también un aumento muy marcado en las ventas on line con entrega a domicilio. Las plataformas desarrolladas por los supermercados, las ya habituales compras por mercado libre, los diversos locales que debieron cerrar sus puertas y vender sus productos a través de las redes sociales principalmente Facebook o Instagram, generaron un aumento muy marcado de los servicios de entrega a domicilio. Ello dio surgimiento a varias empresas que, a través de una aplicación en el celular, permitían tener en segundos cualquier tipo de bienes que se desee adquirir. Esas entregas se hacen comúnmente a través de empresas de cadetería, lo que aumentó aún más el número de motocicletas y bicicletas en el tráfico habitual. A su vez, ello generó que las aseguradoras sacaran al mercado productos específicos para estos bienes, en ocasión de su uso para delivery o cadetería.

Lógicamente, todos estos cambios de hábitos, y como consecuencia del aumento de la cantidad de pólizas, trajo aparejado un aumento en la siniestralidad.
Naturalmente, la llegada de la pandemia provocó importantísimos cambios en la sociedad, que también se ven reflejados en el mundo asegurador y las compañías lograron superar esa etapa y estar a la altura de las circunstancias, ofreciendo nuevos productos y brindando nuevas coberturas a sus clientes de acuerdo a las necesidades que estas inciertas épocas imponen.