En el mes de la mujer, reflexionamos sobre el respeto a la diversidad y la perspectiva de género, y a los roles que cada quien ocupa en el entramado socio-laboral. Para ello, invitamos a las Productoras Asesoras de Seguros, Marisol Elbinger, Socia y Directora de Elbinger, de Buenos Aires; Maribe Barbona, de Córdoba; Alejandra Spessot, de Corrientes; y Ana Belén Leyva y Natalia Calvi, ambas de Buenos Aires.
Escribe Lic. Aníbal Cejas

Marisol Elbinger, Socia y Directora de Elbinger S.A. (Buenos Aires), y Maribe Barbona, Productora Asesora de Seguros de Córdoba

Las mujeres avanzan en el sector asegurador. La brecha existente es objeto de reflexión y varias entidades están implementando políticas que favorecen la diversidad. Cada vez más se incluye la perspectiva de género y la diversidad en el seguro, y en la intermediación.

Al respecto, Marisol Elbinger, Socia y Directora de Elbinger S.A., reflexionó: «La diversidad de género tiene valor en cualquier trabajo y ámbito de la vida. Se trata de aceptar que somos personas diferentes, y en la medida que dicho entendimiento esté, siempre nos vamos a desarrollar mejor en el contexto laboral del que seamos parte.
Si hablamos puntualmente del trabajo de productores/as de seguros, el valor de la diversidad es altísimo. Trabajamos y asesoramos gente, con diferentes características, necesidades, gustos, problemáticas. Es clave relacionarnos comprendiendo la diversidad de género. El resultado siempre va a ser más enriquecedor porque se generan ambientes positivos en el que todas las personas se sienten cómodas».

En la misma línea, Maribe Barbona, de Córdoba, sumó: «El respeto por la diversidad y la perspectiva de género ha logrado mejorar la productividad, el crecimiento económico, el potencial de desarrollo profesional y la variedad de opiniones entre los clientes y prospectos, entre otras cosas.
La imagen de una mujer como Productora de Seguros permite mayor empatía tanto entre otras mujeres, a la hora de proteger su patrimonio, como también entre los hombres, quienes no se sienten en competencia».

Ana Belén Leyva, de Buenos Aires, y miembro de AAPAS, se mostró de acuerdo con sus colegas, y remarcó que la diversidad, entendida en su sentido más amplio, es esencial en todos los ámbitos laborales: «El valor real que aporta la diversidad a las organizaciones ha sido medido y estudiado por entidades tanto a nivel público como privado. Los resultados son contundentes: aumentan los niveles de ganancias de las empresas, se desarrollan nuevos productos con impacto social, mejoran los ambientes laborales, se crean políticas de cuidados inclusivas, entre otras medidas», explicó.

Y continuó: «El seguro como ámbito particular de enfoque, es un ambiente tradicionalmente masculino. Las empresas de PAS suelen tener su origen en el seno familiar, por lo que es bastante habitual que las empresas que llevan al menos dos generaciones de PAS, continúen con los roles establecidos en el ámbito familiar. A medida que se genere el recambio generacional y las productoras asuman el liderazgo total de las empresas creadas por sus padres, creo que se van a empezar a ver cambios muy interesantes ligados a lo que mencionaba en el párrafo anterior».

Seguidamente Alejandra Spessot, Presidente de APAS Corrientes, remarcó que el trabajo de los PAS es indistinto al género: «Los PAS trabajamos indistintamente siendo de uno u otro género puesto que la asesoría no está limitada por esto. Hace tiempo que las actividades más vinculadas al mercado asegurador empezaron a abrir el juego a las mujeres. Pero aún falta mucho camino por recorrer».

La ronda cerró con Natalia Calvi, de Buenos Aires, y miembro de AAPAS, quien sostuvo: «El valor de la diversidad de género es muy importante, no sólo en nuestro trabajo como PAS sino en todos los ámbitos de la vida. Pero puntualmente en este sector, la diversidad de género hace que todas las personas que deciden tomar este camino lo puedan hacer de forma libre, aportando a la profesión su conocimiento e impronta.
En una sociedad que debe ser adaptable a las nuevas generaciones y evoluciona constantemente, los PAS no podemos quedarnos atrás, ya que nuestros nuevos clientes/asegurados necesitan una atención que concuerde con sus ideales y visión ante la vida».

Ana Belén Leyva, miembro de AAPAS (Buenos Aires); Alejandra Spessot, Presidente de APAS Corrientes; y Natalia Calvi, miembro de AAPAS (Buenos Aires).

La mujer PAS en Argentina

A continuación, consultamos por el lugar de la mujer en la intermediación de seguros en Argentina.

Leyva dio un panorama general, de acuerdo a los datos que se manejan: «A nivel estadístico, de acuerdo al último informe presentado por la SSN (ejercicio 2021), la intermediación de mujeres está dada por un 33% en promedio. Este dato representa sólo matrículas de productoras independientes. Sin embargo, en el último tiempo, viene aumentando la participación femenina en esta actividad. Esto puede relacionarse con diversas variables, como por ejemplo, la necesidad de un trabajo que permita disponer del tiempo para el cuidado de personas a nuestro cargo (hijas, hijos o adultos mayores), ya que lideramos las tareas domésticas en un 76%; también la posibilidad de tener ingresos por fuera de lo que sería un sueldo promedio en Argentina (sabemos que la brecha salarial es del 27%). El factor económico es muy importante».

Por su parte, Barbona consideró: «Un lugar primordial lo ocupan las mujeres quienes, estadísticamente, son más previsoras, cuidadosas con los recursos económicos, además de estar más comprometidas en su labor diaria. Tal vez por las obligaciones familiares que conlleva su labor como mamá y/o esposa. Hoy en día, las mujeres tienen una aspiración importante que las impulsa a tener éxito en la comercialización de ciertos nichos, como la libertad económica. Esto les permite tener un testimonio propio que, a su vez, facilita la intermediación en los seguros mediante un discurso más elaborado».

Calvi tomó la palabra y narró: «Las mujeres estamos cada vez más presentes en la intermediación. En lo personal, por el año 2014 participé del FNS 2014 y en aquel momento era mínima la cantidad de mujeres presentes como asistentes, y casi nula en disertantes. Quizás estábamos más relacionadas al seguro de vida, salud, etc.
Hoy, con mucho orgullo, puedo decir que las mujeres estamos en cantidad a la par de los hombres. Con nuestra visión y forma de trabajo brindamos un gran aporte a la profesión y estamos muy presentes en los espacios de liderazgo, aportando ideas, siendo escuchadas y trabajando codo a codo para cada vez ser más y mejores profesionales».

Elbinger, por su parte, hizo hincapié en el camino por recorrer: «La mujer ocupa un lugar importante con respecto a la cantidad de productoras que hay y que año a año va creciendo», aseguró. «Pero todavía hay un trabajo enorme por hacer para que las mujeres puedan llegar a más puestos de liderazgo. Los Brokers, en su gran mayoría, siguen siendo dirigidos por hombres y creo que es fundamental trabajar en espacios más diversos que fomenten y motiven el desarrollo profesional de las mujeres».

Finalmente, Spessot opinó: «Hoy, las mujeres intervenimos en casi cualquier cuestión en el desarrollo de la actividad. Desde capacitaciones, asesorías y atención de clientes o empresas donde también operan mujeres. Ya no se observan las demarcaciones que sí había 10 años atrás.
Por supuesto que algunas actividades, como la que desarrolla un taller mecánico, son más habituales en hombres que en mujeres, pero todo es cuestión de tiempo. Hemos avanzado mucho demostrando que las capacidades son inherentes al ser humano, y en nuestra actividad la especialización requiere constancia, capacitación y dedicación, que pueden hacer tanto hombres como mujeres».

Avances

El siguiente aspecto puesto en discusión fue el avance del papel de la mujer en el mercado de seguros argentino, y las causas de los cambios.

Al respecto, Leyva señaló: «En primer lugar habría que definir ‘avance’. Qué significado le da cada una.
La cantidad de matrículas de productoras viene en aumento; la participación en puestos de trabajo de aseguradoras es casi pareja respecto de la cantidad de varones. Pero si miramos las posiciones de liderazgo, los datos arrojan que esos puestos en muy pocas ocasiones son ocupados por mujeres.
A nivel sectorial, en las asociaciones de productores se ve una tendencia al aumento de participación, e incluso varias presidentas de asociaciones de productores son mujeres. Aun así, resta mucho por trabajar para cerrar las brechas. El hecho de que exista ley de cupo (y que no se cumpla) es un claro ejemplo de lo mucho que nos falta avanzar como sociedad».

Elbinger intervino y añadió: «Entiendo que va a ser un trabajo que va a llevar muchos años y mucho compromiso del sector. Los cambios que hay que hacer son profundos porque tienen que ver con estructuras que funcionan así hace muchísimos años. Y estas estructuras no son solo organizacionales, sino sobre todo mentales. Sesgos, mandatos que limitan muchísimo a las mujeres en su desarrollo profesional. No alcanza con querer hacerlo (aunque el compromiso de trabajar en eso es clave), hay que trabajar y sostener ese compromiso en el tiempo para que los cambios puedan producirse. Con acciones concretas».

A su vez, Spessot consideró: «El avance es generalizado y nuestra profesión no tiene por qué quedar ajena a este cambio de paradigma, a esta apertura. Después de todo, el rubro asegurador se trata en buena parte de conocimiento, de estar en contacto con la gente, los clientes y poder analizar los riesgos a los que todos estamos expuestos para encontrar la manera de preservar el patrimonio en cada caso. Las empresas confían tanto en mujeres como hombres la asesoría respecto de sus contratos de seguros».

En la misma línea, Calvi reafirmó que el avance ha sido tanto en la intermediación como en el mercado asegurador en general, y argumentó: «Hoy tenemos una superintendente de seguros mujer, así como también la coordinadora general; en las diferentes cámaras y asociaciones también hay mujeres líderes; y hay varias Compañías de Seguros en las que sus CEOS o mandos altos son mujeres. El papel de liderazgo se comenzó a ocupar por mujeres, quizá no en la misma cantidad que por hombres, pero es notorio que muy de a poco se miden las capacidades de las personas ya no por su género, sino por sus capacidades reales.
Esto se debe a un trabajo arduo que realizamos muchas mujeres desde hace muchos años, a un cambio en el pensamiento del rol de la mujer en la sociedad, que ya no debe ser el de tareas de cuidado, hogareñas, sino que las mujeres comenzamos a capacitarnos, compartir tareas de cuidados de hijos y hogares, y salir de algunos mandatos que llevaban a las mujeres a no poder desarrollarse profesionalmente, como sí sucede ahora cada vez más».

Barbona se mostró de acuerdo con esta perspectiva, y recordó las características que hacen de esta profesión una muy buena opción para las mujeres: «Nuestra actividad tiene muchos beneficios, entre ellos la posibilidad de tener libertad de tiempo, lo que permite combinar tiempo en familia, tiempo de ocio y posibilidad de viajar y trabajar en cualquier lugar del mundo con una computadora o celular e internet. Saber que nuestra labor como Productoras de Seguros puede cambiar la estabilidad económica de una empresa, familia o incluso varias generaciones brindando un asesoramiento correcto, es una motivación que impulsa a cualquier mujer a continuar en esta actividad, ya que nos hace sentir valiosas».

Desafíos sociales

Para concluir, las profesionales comentaron los desafíos que quedan por superar en la sociedad argentina.

Elbinger comenzó diciendo: «A mi entender, el mayor desafío a nivel general es seguir poniendo el foco en equiparar oportunidades. Dentro de los hogares, en los trabajos y en todos los ámbitos de los que seamos parte.
Generar acciones no sólo en los contextos que nos rodean, sino también propias, internas. En lo personal trabajo mucho en mis mandatos: lo que debería ser, en contraposición a lo que quiero ser. Y la forma de negociar constantemente conmigo misma esas dos cosas. Aceptar las limitaciones, traerlas a mi consciente, y crear nuevas estructuras menos limitantes para mí y para mis hijos/as».

En ese sentido, Spessot añadió: «Quizás el mayor desafío, a mi entender, sean los propios prejuicios que sin querer crean una idea de limitaciones que no existen. Hoy, una mujer que conduce su vehículo y también se encarga del service periódico o estar atenta a que funcione bien, también se anima a cambiar un neumático en medio de la ruta. Hace 50 años ni siquiera habrían estado conduciendo en una ruta. Sucede lo mismo con el profesionalismo en esta actividad. Por mencionar sólo un ejemplo, para asesorar sobre seguros en actividad agrícola hay que saber de seguros y de agro, y esta información está a disposición tanto de hombres como mujeres».

En este punto intervino Leyva, quien expuso: «Hay mucho para analizar. Según el último informe de la ONU, con todas las acciones que se hacen actualmente para lograr la igualdad y erradicar las violencias contra las mujeres y niñas, estamos a 300 años de lograrlo. Es un futuro muy lejano comparado con los avances que se producen a nivel tecnológico, por ejemplo, y la velocidad con la que las sociedades los incorporan. Esto tiene que ver con que el cambio debe ser tan profundo a nivel estructural de las personas, que implica replantearnos todo lo aprehendido.
Para resumir, desde mi óptica, uno de los desafíos se centra en abrir el diálogo; en principio para tomar conciencia de los lugares y roles que ocupamos en la sociedad, cuestionarnos si ese es el lugar que queremos ocupar y en qué términos y condiciones. En mi caso, el feminismo fue la puerta de entrada para poner en palabras las desigualdades que no veía en mi propia vida y me brindó las herramientas para darle un giro a la misma.
Por lo tanto, es hora de cerrar brechas y armar redes y equipos de trabajo que nos ayuden a construir una sociedad más justa».

Sumado a esto, Calvi trajo a colación las reformas legales y consideró: «Si bien hay un progreso, todavía falta muchísimo camino por recorrer. Los espacios de trabajo y las leyes laborales aún no están adaptados a las mujeres madres, que muchas veces no logran progresar profesionalmente debido a que se tienen que dedicar al cuidado exclusivo de sus hijos. Aún sigue existiendo en Argentina el pensamiento que pone al hombre en mayor grado de importancia que el de la mujer. En algunos ámbitos laborales aún cuesta valorar el trabajo y las capacidades de las mujeres con la misma vara que se mide el de los hombres. Creo que en el ámbito del seguro, el avance en estos temas es muchísimo y -como dije- el camino aún no está terminado, los desafíos siguen presentes, pero seguiremos desarrollándonos para continuar ocupando los lugares de toma de decisiones».

La ronda cerró con Barbona, quien reflexionó: «Existen tres pilares indispensables en cualquier sociedad: SERVIR + AMAR + COMPARTIR. El desafío más importante y valioso es poder lograr una mayor sororidad entre las mujeres. Individualmente somos una gota de agua, pero juntas somos un océano».