
Alquiler, préstamo, impuestos, cuotas varias, tarjeta, supermercado, nafta y…. seguros. Si tuviéramos que hacer un listado de los gastos que conforman la salida de ingresos de una familia, todo aquél que tenga al menos un auto, anotará en la misma el seguro como un gasto más de todos aquéllos que tiene.
Dentro del común denominador de la sociedad, los seguros son un gasto que sólo tendremos en consideración la utilidad de su abono en caso de sufrir un siniestro, mientras no vivamos esa experiencia, el pago del seguro se tornará un gasto obligatorio pero que si pudiéramos prescindir del mismo lo haríamos. Ello explica la baja penetración que tienen en Argentina los seguros voluntarios versus los seguros obligatorios.
Nuestra sociedad en general, aún no logra ver al seguro como una inversión a largo plazo y no como un gasto. Es que cuando mencionamos la palabra inversiones, automáticamente imaginamos bonos, acciones, fideicomisos, propiedades, entre otras, sin darnos cuenta que pagar un seguro es una forma indispensable de proteger nuestro patrimonio ante cualquier contingencia que pudiéramos tener.
Los seguros ofrecen una forma única de inversión al brindar protección financiera contra diversos riesgos, tales como como accidentes, enfermedades graves, muerte o incluso pérdidas materiales. Ello lo transforma en una herramienta de inversión inteligente que protege nuestro patrimonio y bienestar financiero a largo plazo, incluso porque en muchos casos de acontecer el hecho estipulado, ni siquiera utilizando los ahorros de emergencia nos alcanzaría para poder hacer frente al mismo. Ya sea que soñemos con hacer un viaje, tener la casa propia, un auto o incluso pasar nuestros años de jubilación de la manera más tranquila posible al menos en lo económico, un plan financiero sólido es fundamental para hacerlo realidad. El seguro se transforma así en un plan de acción para el futuro, que no sólo protege nuestro patrimonio sino que además es en sí misma una herramienta de inversión. Un ejemplo de inversión a largo plazo lo constituyen los seguros de personas, que comprenden todos aquéllos riesgos que pueden afectar la vida o integridad física de una persona, tanto desde el punto de vista privado como profesional.
Dentro del universo de los seguros de vida podemos destacar aquéllos que son voluntarios, es decir que las personas deciden libremente contratarlos por iniciativa propia para cubrir un riesgo que si bien no es el esperado puede ocurrir. Estos seguros son contratados en función de las necesidades y deseos personales de protección que el contratante tenga en su vida.
Ejemplos de este tipo de seguros son:
- Seguro de vida individual, donde los beneficiarios del mismo adquieren una indemnización económica en el caso de fallecimiento o invalidez, ya sea absoluta o permanente, de la persona asegurada.
- Seguro de accidentes personales. El asegurado puede ser indemnizado si sufriera alguna lesión, incapacidad o fallecimiento a causa de un accidente.
Otro tipo de seguros son los obligatorios, que en contraposición con los voluntarios, son aquéllos que prescinden de la libre elección del contratante, dado que es la legislación la que los impone para ciertos grupos o actividades específicas, con el objetivo de garantizar una cobertura mínima para proteger a las personas en situaciones de riesgo.
Ejemplos de estos seguros son:
- Seguro de vida para empleados. Las empresas están obligadas a proporcionar a sus empleados una cobertura que garantice un beneficio económico a sus beneficiarios en caso de fallecimiento del empleado.
- Seguro de riesgos de trabajo (ART). Destinado a brindar cobertura en caso de accidentes o enfermedades que sean consecuencia directa del trabajo realizado.

Fernando Raúl Sanchez, Fernando Raúl Sanchez Seguros
Otro tipo de seguros son los obligatorios, que en contraposición con los voluntarios, son aquéllos que prescinden de la libre elección del contratante, dado que es la legislación la que los impone para ciertos grupos o actividades específicas, con el objetivo de garantizar una cobertura mínima para proteger a las personas en situaciones de riesgo.
Ejemplos de estos seguros son:
- Seguro de vida para empleados. Las empresas están obligadas a proporcionar a sus empleados una cobertura que garantice un beneficio económico a sus beneficiarios en caso de fallecimiento del empleado.
- Seguro de riesgos de trabajo (ART). Destinado a brindar cobertura en caso de accidentes o enfermedades que sean consecuencia directa del trabajo realizado.
Nuestra sociedad aún tiene mucho que aprender respecto del mundo del seguro y su función fundamental dentro de la vida económica de una familia. Imaginemos tan sólo por un momento lo que ocurriría si saliéramos con el auto y en un accidente matáramos a una persona y no contáramos con un seguro que cubra ese riesgo. O si tuviéramos un accidente en el trabajo que nos impidiera seguir desempeñando nuestra labor, y no tuviéramos un seguro que cubriera esa contingencia. Nuestra economía se vería terriblemente afectada por tales situaciones. Cuánto más riesgos podamos cubrir en nuestra vida cotidiana, más tranquilidad llevará a nuestras vidas en caso de ocurrencia del hecho inesperado.
Por otro lado, no podemos desconocer que la situación actual que atraviesan muchas familias argentinas hacen imposible afrontar el costo de un seguro, sobre todo cuando llegar a fin de mes se torna realmente complicado.
El entorno económico del país, la capacidad de ahorro de la población y la cultura de prevención influyen en la adopción de estos productos.
En lo que conocemos como conciencia aseguradora, o en otras palabras, la toma de conciencia por parte de la sociedad de la importancia de los seguros en la vida familiar, los productores asesores de seguros cumplen un rol fundamental, ya que tienen a su cargo, acercar la herramienta del seguro a la vida cotidiana de las familias y las empresas, asesorándolos acerca de la importancia de su contratación para el desarrollo normal.
Fernando Raúl Sanchez, es productor asesor de seguros, nació en Córdoba, en Enero de 1986. Además de desempeñarse en el rubro asegurador, es Licenciado en Conducción de Recursos para la Defensa y Técnico Universitario en Administración. Consultado acerca del tema que nos ocupa nos brindó su visión de la situación actual.
Cuando pensamos en seguros, muchas veces lo primero que nos viene a la mente es: “otro gasto más”. Sin embargo, esta mirada es incompleta y, en muchos casos, peligrosa. Porque el seguro, bien elegido, no es un gasto: es una inversión inteligente en nuestra tranquilidad, nuestro patrimonio y nuestro futuro. Por eso es indispensable que nosotros como profesionales del seguro, acerquemos esta visión a nuestros clientes, asesorando de manera correcta, realizando un buen análisis del riesgo, y que el cliente contrate una póliza adaptada a sus necesidades.
Podemos ver al seguro como:
- Una red que sostiene.
Invertir en un seguro es como construir una red de seguridad. No evitas los accidentes, pero sí sus consecuencias económicas. Ya sea un choque, una enfermedad inesperada o un siniestro en tu hogar, contar con una póliza adecuada puede ahorrarte cientos de miles de pesos o incluso salvar tu negocio o tu familia de una crisis financiera.
- Protección del patrimonio.
Tu auto, tu casa, tu salud, incluso tu capacidad de generar ingresos: todo eso es tu patrimonio. Y los seguros lo protegen. ¿Dejarías que una inversión quede expuesta al azar? Entonces, ¿por qué dejar tu vida cotidiana sin respaldo?
Es importante armar una cobertura acorde para salvaguardar tu patrimonio ante cualquier imprevisto.
- Tranquilidad mental.
La paz que brinda saber que, si algo pasa, no estás solo, no tiene precio. Esa tranquilidad también es una forma de bienestar. El seguro no solo protege lo que tenés, también cuida tu estabilidad emocional.
- Valor a largo plazo.
Algunas coberturas, como los seguros de vida con ahorro o los de retiro, incluso generan valor con el tiempo. Además, estar asegurado hoy puede darte mejores condiciones a futuro, permitiendo contar con un resguardo. Como ser, los seguros de retiro permiten planificar el momento en el que uno deja de estar totalmente activo, y contar con una suma monetaria para ese momento, que puede ser un adicional importante a la jubilación de cada uno de nosotros.
El Asesoramiento personalizado como clave dentro del sistema.
Como productores, nuestra tarea no es vender “pólizas estándar”. Es ayudar a encontrar el seguro que mejor se adapte a las necesidades reales de nuestros clientes. Porque invertir en un seguro sin entenderlo sí puede ser un gasto. Pero con el asesoramiento correcto, se convierte en una decisión estratégica.
Cambiar la mirada es fundamental: el seguro no es un lujo. Es una inversión invisible… hasta el día que se hace visible, y uno se da cuenta de que fue lo mejor que pudiste hacer.