El bajo cumplimiento de las normas viales causa un número elevadísimo de muertes y lesiones graves. Es la principal causa de muerte y lesiones no naturales en el país. Y está claro que los esfuerzos realizados hasta la fecha no han sido suficientes.

 

Escribe Aníbal Cejas

“Es necesario generar un cambio cultural para preservar la vida y respetar las normas de tránsito», expresó Carlos Pérez, Director Ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).

Es que pasan los años y las alarmantes cifras de la siniestralidad vial no mejoran.
El control del cumplimiento de las normas viales y la sanción de los incumplimientos son esenciales.
Entre los obstáculos, hay que destacar la dificultad para homogeneizar las normas y los procedimientos en un país federal como es el nuestro, en el que la seguridad vial es una responsabilidad de cada jurisdicción (provincias y municipios) no delegada en la Nación.
Pero ‘la política’ y el bajo apego a las normas de los argentinos tampoco contribuyen a la implementación de políticas eficaces.

De estos temas dialogamos con el máximo responsable de la seguridad vial a nivel nacional y con tres representantes de la sociedad civil, que trabajan en esta materia desde hace décadas.

En primer término, Pérez indicó que el mayor desafío (aunque no el único) para mejorar la situación de la seguridad vial en la Argentina es de carácter social y cultural: «Junto al Ministerio de Transporte estamos trabajando en un plan de infraestructura vial como nunca antes se había hecho. Estamos construyendo autopistas, rutas seguras y mejorando todo tipo de transporte para descomprimir las rutas (trenes con mayor frecuencia y destinos, más vuelos de cabotaje, incorporación de líneas de bajo costo, etc.).
Pero la principal dificultad que nos queda es la falta de conciencia. La gente conoce las normas, pero ‘elige’ no cumplirlas.
Por eso, la educación y las campañas masivas son claves. Pero cada persona debe asumir un compromiso personal, y ser protagonista del cambio en la cultura vial.
Es muy importante entender que no hay que hacer nada extraordinario: tenemos todo escrito, lo único que tenemos que hacer es cumplirlo. La mejor manera de cuidarnos y convivir en armonía en la vía pública es, precisamente, respetando las normas».

También consultamos al Director Ejecutivo de la ANSV sobre las acciones concretas que está realizando ese organismo para mejorar la seguridad vial. Y esto respondió: «A través de nuestras direcciones implementamos las políticas necesarias para mejorar la seguridad vial y salvar vidas, con eje en los siguientes temas:
• Licencia Nacional de Conducir: Con la implementación de la Licencia Única Nacional buscamos estandarizar los niveles de exigencia para su obtención. Tener la Licencia de Conducir no es un derecho adquirido. Es un privilegio que debe ganar cada ciudadano y, como todo privilegio, trae aparejado obligaciones y responsabilidades.
Antes de la sanción de la ley de Tránsito y Seguridad Vial 26.363, en 2008, había más de 1.800 formatos de licencias diferentes en el país que dependían de las jurisdicciones, que establecían sus propios criterios, costos, categorías y sistemas de seguridad. Esto generaba que las personas que deseaban solicitar la licencia o, incluso peor, los inhabilitados para conducir, optaran por dirigirse a aquellas jurisdicciones más benévolas para emitirla.
Con la implementación de la ley de Tránsito y Seguridad Vial, se creó en 2010 la Licencia Nacional de Conducir (LNC): una licencia única, para todo el país. Hoy está implementada en un 85,63% en todo el territorio argentino y continuaremos abriendo nuevos Centros de Emisión de Licencia Nacional en el próximo mes.
A su vez, este año se agregó una categoría para sacar la licencia de conducir para cuatriciclos con un curso teórico y práctico específico que hace hincapié en las particularidades de manejo y en las complejidades propias de este tipo de vehículo, tanto para doblar, como para subir terrenos empinados.
• Observatorio Vial: Cuando iniciamos la gestión no encontramos estadísticas fidedignas sobre siniestralidad. No había trazabilidad en los datos del Observatorio Vial. Eso es grave, porque sin un diagnóstico adecuado, no se puede saber qué acción es la correcta para mejorar la situación de la seguridad vial en el país. Para ello, creamos el Sistema Electrónico de Datos de Seguridad Vial para obtener la mayor cantidad de información desagregada, que nos permita comprender por qué sucedió ese accidente vial (¿había niebla?, ¿llovía?, ¿había manchas de aceite?, ¿la ruta estaba en mal estado?, ¿faltó señalización?, etc.) para luego trabajar en la solución para que no se repita.
En la actualidad de las 20 provincias que firmaron convenio con la ANSV para implementar este sistema, 9 ya lo están utilizando. A su vez, 16 provincias firmaron un convenio de trabajo para la creación de Observatorios Provinciales.
• Red Federal de Asistencia a Víctimas y Familiares de Víctimas de Siniestros Viales: Creamos esta oficina para brindar asesoramiento a víctimas y familiares de víctimas de siniestros viales en cuatro áreas: orientación primaria jurídica, contención psicológica, asistencia social y asistencia en rehabilitación post-hospitalaria física y cognitiva. Además ofrece capacitaciones externas a primeros intervinientes en accidentes de tránsito de todo el país.
Su principal objetivo es poder brindar una pronta respuesta a la sociedad civil en la temática y ofrecer un espacio de contención y asesoramiento para las víctimas de siniestros viales.
• Operativos de control: El rol de la ANSV es, en principio, coordinar las Fuerzas Federales y Provinciales. Hoy, a partir de los datos que arroja el observatorio, tenemos la herramienta para determinar dónde y cuándo es más efectivo el trabajo de los controles. Tenemos que sancionar y concientizar permanentemente. Controlamos y sancionamos, y lo hacemos con los datos asociados del observatorio. Entonces si el observatorio nos dice, por ejemplo, que en tal ruta en determinado tramo han sucedido en los últimos 3 años una cantidad alta de siniestros con víctimas fatales, ahí tenemos que potenciar el control.
Durante el Operativo Verano 2018, se controlaron 961.541 vehículos. Por su parte, los radares estadísticos, tanto fijos como móviles, detectaron 16.586 excesos de velocidad y en total se labraron 5.564 actas de infracción.
Como ratificó el Presidente en su discurso de inicio a las sesiones ordinarias del Congreso, ‘la vida es lo más importante que tenemos y nos estamos matando en las rutas. Por eso, necesitamos continuar concientizando y controlando como una medida de protección y prevención para el ciudadano y así lograr que todos viajen seguros a sus destinos’.
• El Estado en tu Barrio (EETB): Este es un programa que se desarrolló para acercar los servicios del Estado a quienes más lo necesitan. Es impulsado por Jefatura de Gabinete de Ministros de Nación en conjunto con entes y ministerios, y en coordinación con los gobiernos provinciales y municipales.
El Programa tiene como objetivo brindar la mejor atención al ciudadano para que pueda resolver sus trámites de manera ágil y eficiente, en un mismo lugar. Realiza un importante número de operativos semanales y, de manera simultánea, en todo el país.
En ese marco, desde la ANSV nos sumamos el 20 de febrero pasado y aportamos dos camiones aula / taller para la realización de charlas de educación vial y actividades lúdicas y recreativas que consisten desde una pista vial inflable con circuito de kartings y diferentes simuladores de efectos para concientizar sobre seguridad vial.
A la fecha, acompañamos a EETB en las ciudades de Berazategui (barrios Plátanos y Marítimo), Merlo, Pilar, Ezeiza y La Matanza (barrio Golf) de PBA, y en Salta (barrio Palermo 1), del interior del país.
En la semana del 17 al 20 de abril estuvimos participando en los operativos de Jujuy (Perico) y Merlo (PBA)».

La visión de las ONGs
La Asociación Civil Luchemos por la Vida y el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) trabajan la problemática de la siniestralidad y educación vial desde hace años.

Eduardo Bertotti es el Director del ISEV, y para él la situación de la seguridad vial es muy negativa: «La evolución y comparación de los tres índices tradicionales y genéricos de siniestralidad (cantidad de hechos graves grado 3 – fractura como mínimo), mortalidad (cantidad de decesos inmediatos y corregido coeficiente a 30 días) y morbilidad (cantidad de lesionados graves) permite observar como principal conclusión que en el 2017 aumentaron las muertes por siniestros viales graves y la cantidad de siniestros y lesionados graves, respecto al año 2016. A saber:
• Siniestralidad Vial: Comparados ambos períodos
anuales el índice aumentó 21,5%.
• Mortalidad: Los decesos consecuencia de los siniestros
viales aumentaron 9,2%.
• Morbilidad: Los lesionados graves en siniestros viales
aumentaron 16,6%.

Cada vez nos alejamos más de los objetivos de la Década Mundial de la Seguridad Vial a la que Argentina se comprometió en la ONU. Como lo expresáramos, Febrero de 2017 fue terrible (el peor febrero de los últimos años). Febrero de 2018 fue un poco menor en sus valores, pero también gravoso».

Alberto Silveira, Presidente de Luchemos por la Vida, también calificó la situación como muy preocupante: «La seguridad vial en la Argentina avanza a paso de tortuga. El Estado no da pasos conducentes importantes hacia una mayor seguridad vial.
Cuando comenzamos nuestra tarea, hace 26 años, pensábamos que los avances en la educación vial serían mucho más rápidos. Pero nos dimos cuenta que en Argentina esto es difícil. Los argentinos nos resistimos mucho al orden, a las normas de convivencia, al cuidado de la vida. Y ‘la política’ no contribuye, porque muchos políticos piensan que si controlan y sancionan pierden votos».

 

Miguel Ángel Rivas es Asesor de la CATAC (Confederación Argentina del Transporte Automotor de Cargas) y actualmente preside el Comité Consultivo de la ANSV.
La función legalmente asignada al Comité Consultivo consiste en asesorar a la ANSV en la planificación y ejecución de políticas públicas. En ese marco, colabora en el diseño de marcos normativos, dictamina respecto de las iniciativas impulsadas por el Estado y evalúa los resultados de la gestión gubernamental en materia de seguridad vial.
La participación de la sociedad civil en el diseño y la ejecución de políticas públicas a través del Comité Consultivo constituye una experiencia única en América Latina.

 

Según el experto, «si tomamos la información dura publicada por la ANSV tenemos que decir que no logramos reducir la cifra de muertos y heridos en siniestros viales; ese número es el parámetro inapelable que debemos tener siempre en la mira para evaluar los resultados de las políticas públicas».
Y avanzó: «Tenemos que salir de esta especie de lógica de la fatalidad. Y no basta con enunciar lo que nos pasa. Debemos trabajar en la implementación de otras iniciativas que han tenido éxito en los países que lograron reducir la siniestralidad vial. Ese es el espejo en el que debemos mirarnos.
En esa línea, es imperioso avanzar sobre la infraestructura, para que las rutas no nos maten o agraven las consecuencias de un siniestro. Una banquina descalzada nos mata; la ausencia o el deterioro de la señalización nos mata; un guard rail terminado en punta nos mata.
En tal sentido, nos parece auspicioso el plan de infraestructura en ejecución que contempla rutas y autopistas seguras, que sean indulgentes y perdonen el error humano, porque siempre va a existir.
Por otro lado, es imprescindible avanzar con las auditorías viales, en tanto permiten detectar los riesgos que presentan nuestras carreteras y la infraestructura urbana, marcando las medidas de remediación o mitigación.
Ambas iniciativas, en tanto evitan o mitigan siniestros, están claramente orientadas a reducir la siniestralidad vial con su secuela de muerte y discapacidad. Y ese es el objetivo primordial de la ANSV.
En otro orden, hay que cambiar el paradigma en lo relacionado con los sistemas de medición de velocidad. Éstos tienen que estar orientados a ordenar el tránsito y no al cobro de multas. Un radar furtivo detecta una infracción, pero no impide que el vehículo continúe circulando a velocidades excesivas.
Otra arista de esta temática la dejó planteada el Presidente de la Nación al inaugurar el período ordinario de sesiones del Congreso, colocándose del lado de las víctimas, al ratificar el agravamiento de las penas en ciertos casos.
A mi modo de ver, el mensaje implícito del Presidente se inscribe en la necesidad de afianzar la justicia. Y en ese marco, cobra plena vigencia el mensaje de los familiares de víctimas de siniestros viales: sin justicia no hay cambio cultural posible.
Está claro que el Estado es el principal responsable en cambiar esta realidad, como garante del principal derecho humano que es el derecho a la vida. Pero nosotros como sociedad y como actores que moldeamos nuestra cotidianeidad tenemos la responsabilidad de respetar las normas».

La toma de conciencia
Poco a poco, los ciudadanos estamos modificando nuestros hábitos respecto a la seguridad vial pero aún falta mucho porque el número de víctimas en las rutas sigue siendo altísimo.

En este sentido, Silveira destacó que en algunos sectores de la sociedad civil sí se percibe un mayor compromiso con la seguridad vial, aunque cuestionó la lentitud de este proceso y que el Estado no se esfuerce más en controlar y sancionar a los infractores: «Por ejemplo, tenemos el caso de las personas que han tenido oportunidad de viajar al exterior y ver que otro tránsito es posible. Personas que han visto que no se puede circular sin cinturón de seguridad. Esas experiencias favorecen. De hecho, por ejemplo, nuestras mediciones indican que el uso del cinturón de seguridad en la CABA es alto, cercano al 65%. Y no porque el Estado controle este aspecto, sino porque se ha internalizado culturalmente esta conducta. Si se controlara, el uso del cinturón llegaría al 95%.
Otro ejemplo es el caso de las personas que han tomado conciencia que si conducen no pueden tomar alcohol, en una cena con amigos, por caso. Esto implica un avance cultural. Hace 10 años muy pocas personas se planteaban este tema.
En este sentido, las campañas de educación vial son imprescindibles, pero por sí solas no bastan para cambiar la cultura vial. Las campañas alcanzan solo para cambiar el comportamiento de entre un 25 a 35% de la población a la que va dirigida. El resto asimila los conceptos de las campañas, pero esto no es suficiente como para que cambien de conducta.
Para que el cambio abarque a mayor cantidad de personas es fundamental que el Estado controle y sancione las inconductas viales, aprovechando la concientización que dan las campañas para que nadie sienta que lo están sancionando por algo arbitrario. Hoy nadie consideraría arbitrario que lo multen por no usar el cinturón de seguridad, aunque el conocimiento de la norma y sus beneficios no le haya sido suficiente para tomar conciencia y modificar su conducta. Hay que tener en cuenta que el control y la sanción también son parte del proceso educativo».

Sobre el particular, Pérez aportó: «Según estudios socioculturales realizados por la Dirección del Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, los comportamientos viales en Argentina se caracterizan por altos niveles de transgresión a las normas de tránsito, con todo lo que esto implica en relación a la ocurrencia de accidentes y sus consecuencias.
Se detectó que la transgresión se asocia, por un lado, a cuestiones percibidas del contexto y, por el otro, con cuestiones actitudinales como la falta de hábito, creencias instaladas en torno a la conducción, y aspectos sensoriales que afectan el uso de elementos de seguridad vial. Todo esto se enmarca en una cultura argentina caracterizada por la falta de apego a la ley que se sustenta, específicamente en los comportamientos viales, en lo que hace la mayoría y no necesariamente en el deber ser legal.
La falta de respeto por la norma se ve ejemplificada en los estudios observacionales que demuestran que sólo el 43,6% de los vehículos en Argentina circula con todos sus ocupantes protegidos con cinturón de seguridad. Mientras que entre conductores el porcentaje de uso es del 50,2%, en copilotos es del 42,9% y en ocupantes traseros desciende abruptamente a 23,1%.
En el estudio se observan no solo las bajas tasas de uso de elementos de seguridad vial (cinturón, casco, sistemas de retención infantil) por parte de conductores y ocupantes de vehículos, sino también, que hay una gran proporción de niños que se trasladan en vehículos de manera insegura. Esto se debe a la falta de visualización del problema de la seguridad vial infantil por parte de la población conductora. En este caso, la falta de información respecto a sistemas de retención infantil, la falta de accesibilidad a los mismos por cuestiones económicas, y la falta de acceso a una red de transporte público, se identifican como las principales barreras que inhiben los comportamientos viales seguros en niños que se trasladan en vehículos».

 

Por último, Bertotti manifestó: «Es urgente la necesidad de implementar políticas activas en lo político institucional, generando la creación de Agencias por jurisdicción (provinciales y municipales) y transparentar, en un renglón ordinario del Presupuesto Nacional, la preocupación por la Salud Vial.
Queda claro que dichas políticas deberían propender a ser Políticas de Estado. Sigue siendo esencial el obtener el compromiso de TODOS los sectores políticos partidarios, las administraciones comunales, municipales y provinciales, el sector privado y los integrantes de la sociedad para lograr mayores beneficios.
En definitiva, nos estamos refiriendo a la principal causa de muerte y lesiones no natural de los argentinos».