Los Actuarios tienen un papel muy importante dentro las aseguradoras, en Bancos, financieras, en la Seguridad Social y muchas otras áreas. Sus incumbencias profesionales están reguladas por ley. Es una profesión creativa, en la que se conjugan la impronta matemática con los conocimientos de economía, derecho y administración.
Escribe Aníbal Cejas

Las incumbencias profesionales de los Actuarios están establecidas en el artículo 16 de la Ley Nacional Nº 20.488, sobre el Ejercicio de las Profesiones relacionadas a las Ciencias Económicas (ver recuadro en página 13).
Para el Actuario Eduardo Melinsky, Profesor Titular Regular del Área Actuarial y Director de la Carrera de Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y Socio del Estudio Actuarial Melinsky, Pellegrinelli y Asoc., «el actuario trabaja en la identificación, valoración, desarrollo de productos y gestión del riesgos».
«Su ámbito de trabajo clásico es el Seguro y la Seguridad Social, pero también lo es la gestión de riesgos ‘financieros’, entendidos como aquellos que inciden en los ‘Estados Financieros’ de una entidad. Para ello, desarrolla productos para los mercados asegurador, previsional, financiero y de capitales, no sólo como pólizas o planes sino también como instrumentos financieros primarios y derivados, etc.
En un sentido general, también podría decirse que la tarea del actuario como profesional en ciencias económicas incluye la gestión integral del riesgo empresario, que no se limita al seguro y al sector financiero, sino al sector empresario en general», destacó, al tiempo que añadió: «Hoy en día, en las empresas, los conceptos modernos de administración incluyen la gestión del riesgo como una gerencia específica o como un área específica.
En ese tema de gestionar riesgos, hay aspectos cualitativos y cuantitativos. En general al Actuario se lo asocia con lo cuantitativo, pero bien puede ocuparse de temas cualitativos también dado que cuenta con amplias capacidades de integración en equipos de trabajo».

El Actuario Fabián Hilsenrat es Adscripto a la Gerencia General de Binaria Seguros de Vida S.A y Binaria Seguros de Retiro S.A. Puesto a definir el papel de los actuarios, el ejecutivo, que también es Vicepresidente de AVIRA, recordó una anécdota de sus tiempos de estudiante: «‘Un actuario sabe de todo…’, con esas palabras nos recibió la primer clase, un martes a las 7.00 hs de hace 30 años atrás, el profesor de Teoría Actuarial de la Seguridad Social, el Dr. Barral Curtis. Era una de las últimas materias de la carrera y éramos tres (si, tres nada más) los jóvenes que escuchábamos atentamente.
El Dr. Barral pretendía hacer referencia a que además del contenido académico, la carrera buscaba como objetivo formar profesionales que tuvieran rigor de pensamiento creativo y capacidad de relacionar temas.
Ahí fue que entendí que además de las compañías de seguros, el Actuario podía participar en distintos ámbitos, donde la creación de modelos matemáticos que midieran efectos económicos por la ocurrencia de eventos inesperados, fuera una parte de las herramientas que se utilizaran para su desarrollo. Por ello podemos ver actuarios en compañías de seguros, reaseguros, ARTs, bancos y entidades financieras, empresas de salud y obras sociales, grandes empresas (para la evaluación de sus propios riesgos operativos), y un gran etc. Por supuesto, también participan en el sector público, especialmente en los organismos que controlan las distintas actividades y por qué no, en ANSES, AFIP, INDEC, etc.».

Luego, la Actuaria Jimena Fernández, Directora Actuarial de Allianz Argentina, sumó: «Normalmente, en seguros el Actuario tiene como principal objetivo contribuir con la rentabilidad de la compañía, y para esto desarrolla tareas vinculadas a la valuación de riesgos en los negocios, elaboración de bases para cálculos de primas y reservas, y cuantificación de riesgos.
Dentro de sus funciones tradicionales, podemos mencionar: cálculo de reservas, donde se estiman las reclamaciones futuras por siniestros ya ocurridos y no registrados o parcialmente reservados, que se realizan con modelos matemático-actuariales; fijación de precios, mediante la utilización de modelos estadísticos-matemáticos que sirven para estimar las primas que se deben cobrar en las pólizas; y análisis de reaseguros, principalmente estudiando la simulación estocástica de distintos tipos de estructuras de reaseguros, etc.».

Ahora bien, ¿qué diferencia a un Actuario de un matemático? Para Fernández, «ya desde la Facultad se observa que la carrera actuarial, si bien tiene una impronta muy fuerte en matemática y estadística, también requiere conocimientos importantes en economía, derecho y administración financiera».
«El Actuario trabaja con la aplicación de modelos matemáticos en la valuación de riesgos, de allí la necesidad de tener un bagaje de conocimiento sobre distintos temas, más amplio que los puramente matemáticos», completó.

Después, Melinsky definió: «El actuario no es un matemático, es un profesional de ciencias económicas que usa mucho más los modelos matemáticos y estadísticos que otros profesionales, especialmente en temas vinculados con la incertidumbre.
La incertidumbre se maneja muchas veces con modelos probabilísticos, en función de los datos disponibles. Pero también es necesario aplicar el sentido común y ver en qué medida esos datos disponibles son de aplicación al contexto futuro. Por ejemplo: se pueden analizar los riesgos operacionales en un banco utilizando como datos la historia de los eventos que ocurrieron en los últimos diez años. La pregunta es: ¿eso es aplicable para elaborar una opinión o una valuación sobre los posibles sucesos o siniestros del año once?
Un Actuario hace algo distinto a un trabajo limitado a lo ‘matemático’ o ‘estadístico’. En base a los datos del primer año, del primero de los diez, se va a preguntar: ¿cuántas sucursales había en ese momento? ¿Cuánto personal había? ¿Cuántos cheques se procesaban? ¿El volumen operativo de ese momento es comparable al de hoy? ¿La tecnología de ese momento es comparable con la de hoy? En definitiva, ¿cuál fue el contexto en el que se produjeron esos siniestros registrados en la estadística? Esos serán los criterios para ajustar los datos. Ahí se aplica el criterio profesional del Actuario para ver en qué medida los datos históricos son aplicables al futuro. Otro ejemplo: muchas veces uno ve las series de tasas de interés de los últimos 40 años. Pero, ¿esto sirve para predecir la tasa de interés de mañana? No, porque el contexto es otro. ¿Cuál va a ser la tasa de interés mañana a las 10 de la mañana? Uno puede pensar que hay que tomar el promedio de los últimos siete días. Pero, ¿por qué? Los Actuarios incluyen en el análisis otros elementos contextuales, fundamentalmente en materia económica y administrativa. Por eso hay muchos actuarios en el mercados ‘no tradicionales’.
Así, el actuario tiene que tener todos los conocimientos de estadística para entender el comportamiento de las series históricas, los ciclos, tendencias, procesos regresivos. Pero a ello hay que agregarle el sentido común de la economía y la administración».

En estos momentos, la oferta académica sobre estudios de grado actuariales está centrada en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad del Salvador.

Creatividad
¿Cuál es el aspecto creativo de la profesión de un actuario? Para el Actuario Pablo Nicolás Tagliapietra, Gerente Actuarial Corporativo de Swiss Medical Group, la creatividad es muy importante en esta profesión y es un gran valor agregado encontrar gente que pueda entenderlo de esta forma: «Cuando diseñamos un producto, en el mejor de los casos nos vamos a encontrar con un set de información confiable que nos permite realizar proyecciones y obtener expectativas de siniestralidad.
Luego de hacer los cálculos nos podemos encontrar con un producto calculado sólidamente pero que se encuentre fuera del mercado por el precio. Este es el momento de evaluar alternativas, encontrar cuáles son las variables que explican este sobreprecio y trabajar conjuntamente con el área comercial a fin de encontrar una solución o modificación del producto original que nos permita ser más competitivos (franquicias, sumas aseguradas, zonas geográficas, etc.). El otro momento donde se necesita mucha creatividad es cuando no tenemos experiencia suficiente o los datos con los que contamos no son confiables. Se deben encontrar fuentes alternativas de información y contrastarlas, asimilar el riesgo/producto a otros similares y entender dónde pueden existir desvíos a fin de cuantificarlos. A modo de ejemplo, hace un par de mundiales atrás en otra compañía, trabajamos conjuntamente con Marketing a fin de crear un prode con premios para los productores. Se premiaba a las personas que acertaran quién ganaba el partido y también al acertar los goles de cada encuentro. La premisa era que se debía construir una tabla informando que premios se iban a obtener en función de la cantidad de puntos obtenidos. Trabajamos estadísticamente, realizando combinatorias a fin de obtener diferentes probabilidades y de esta forma obtuvimos la tabla solicitada. Pero antes de lanzar el concurso debíamos asegurarnos que los premios a entregar iban a ser aproximadamente los que se habían presupuestado (si se entregaban más premios teníamos problemas de presupuesto y si se entregaban menos el concurso no era exitoso). Para poder dar un confort al cálculo realizado terminamos desarrollando un prode interno con la siguiente fecha del futbol local donde participó toda la compañía y de esta forma pudimos confirmar que los aciertos se distribuían de forma similar a la esperada».

Para Melinsky, el aspecto creativo es lo más interesante de su profesión: «Si bien uno tiene que aplicar normas legales, reglamentarias, la característica principal es la creatividad.
Ello se ve particularmente en temas novedosos (al menos en su momento) como Seguro de Retiro, Seguros Previsionales, Planes de Beneficios para Empresas, Productos para Mercados de Valores (Futuros y Opciones), Basilea II y Solvencia II, entre otros, que han implicado e implican una interacción permanente con distintos profesionales con relación al análisis del contexto económico, gestión de riesgos y el desarrollo de productos».

Producto
Justamente, la creación de productos es una actividad central en la labor del Actuario.

En este sentido, Tagliapietra remarcó: «El rol del actuario en el mercado asegurador cambia mucho en función de la rama que se esté trabajando. Por ejemplo, en la creación de un producto de vida el Actuario es la persona referente dentro de la empresa y por lo tanto debe involucrarse en todos los aspectos del nuevo producto, trabajando desde la obtención de las primas teóricas, la competitividad del producto, la definición de las cláusulas, la necesidad de acompañamiento de un reasegurador, etc.
En los seguros de Automotor, el papel es fundamental y toma mayor importancia cuando nos encontramos con empresas que cotizan con la técnica de scoring donde se identifica previamente el perfil del cliente y se cobra la prima en función del riesgo a asumir.
En otras ramas, por ejemplo Incendio, el rol del actuario normalmente es más acotado y la persona referente suele ser un Suscriptor o un Ingeniero. Por lo tanto, el trabajo se reduce a analizar diferentes cortes de frecuencias e intensidades, a fin de lograr cotizar el nuevo producto».

Más adelante, Fernández consideró: «El actuario, mediante diversas técnicas matemáticas, financieras y actuariales, tiene la capacidad de estimar los costos necesarios para el desarrollo de productos de seguros o financieros. Su intervención es muy amplia: abarca desde la recolección, análisis y estudio de los datos históricos requeridos para la estimación, hasta la calibración de los modelos precisos para llevar al mercado el precio técnico de un producto».

Experiencias
Informe también consultó a los Actuarios acerca de los motivos que los llevaron a elegir esta profesión.
Fernández contó: «Desde muy chica me gustaron las matemáticas, la estadística y los problemas de deducción lógica, especialmente en el secundario donde me sumergí en los principios de la matemática financiera. La profesora que tenía en esa materia me sugirió analizar la posibilidad de inscribirme en la carrera de Actuario, y así fue como llegué a esta profesión.
Me gusta mucho trabajar como actuaria en una compañía de seguros porque ningún día es igual a otro.
Como actuaria estoy involucrada en casi todos los proyectos de la empresa, tengo un involucramiento transversal entre las distintas áreas, y los temas que se analizan son muchos y muy diversos».

Melinsky, en tanto, relató: «Estudié en el colegio universitario Carlos Pellegrini, me gustaba la Contabilidad y la Matemática. Mi papá era Contador Público y lo ayudaba en su oficina, en particular me dio su carpeta de Matemática Financiera firmada por su Profesor Raúl José Roca (con quien luego he compartido muchos años), junto con las famosas Tablas Usuales y el libro de José Gonzalez Gale. Ingresé en la FCE-UBA y tuve la suerte de contar con excelentes profesores que me orientaron y alentaron por la carrera de Actuario y la carrera docente desde temprano. Primero me recibí de Actuario, luego de Contador Público y Doctor en Ciencias Económicas. La actividad profesional me ha centrado principalmente en los temas actuariales».

A continuación, Hilsenrat, que también estudió en la UBA, precisó: «Conocí la existencia de la carrera de actuario recién en el tercer cuatrimestre, ya que originalmente mi idea era convertirme en Contador Público.
Mi profesora de Análisis Matemático II, la querida y conocida Inés Torres, Actuaria que tanto hiciera por el desarrollo de la profesión y del mercado de seguros de personas de nuestro país, me contó su experiencia y sabiendo de mi gusto por lo numérico, me alentó a cambiar de rumbo.
Su propia historia, su amor por lo que ella hacía y su manera franca de plantear las cosas fueron el condimento necesario y suficiente para que le hiciera caso. Y aquí estoy.
Creo que lo más desafiante de nuestra profesión es la posibilidad de convivir frecuentemente con situaciones no rutinarias, de excepción, que nos estimulan a recurrir a nuestra naturaleza y pensar en formas no estructuradas para resolverlas. Trabajo en el mercado de seguros de Vida y Retiro y, en particular, nuestro país tiene mucho por hacer para seguir creciendo, con desarrollos de productos, difusión de la cultura aseguradora en la población y revisión constante de las necesidades del mercado, manteniendo actualizado el marco normativo. En todo ello, la tarea de los actuarios es imprescindible».

Por su parte, Tagliapietra comentó: «Conocí la carrera cuando estaba en la mitad del secundario. No pude obtener mucha información de la carrera, me dijeron que eran muy pocos los que estudiaban, que tenía mucha matemática, que era difícil, que estaba relacionado con seguros y que se ganaba bien.
Como me llevaba bien con la matemática parecía una excelente propuesta. Traté de averiguar más sobre la carrera durante los siguientes 2 años. Me anoté en un curso de orientación vocacional y realicé una única pregunta: ¿qué es un Actuario? La persona que daba el curso me miró con cara de desorientado y me dijo que lo busque en la guía del estudiante.
Me costó mucho saber qué hace un Actuario hasta que comencé a trabajar. Es muy diferente la carrera universitaria del trabajo que realizamos a diario (por suerte). La facultad te enseña una carrera muy teórica que te ayuda a tener muchas herramientas disponibles, pero al momento de trabajar es mucho más dinámico.
El actuario es referente al momento de tomar decisiones y planificar la estrategia de la compañía de seguros y eso hace que se nos presenten nuevos desafíos constantemente.
Comencé a trabajar en Swiss Medical hace aproximadamente 4 años, hacía poco tiempo que se había formado la Gerencia Corporativa y estaban buscando una persona para cubrir una jefatura. Conocía al Gerente Actuarial de ese momento dado que habíamos trabajado juntos, yo como actuario de una compañía y el como auditor externo, y teníamos muy buena relación. El proyecto era muy interesante, dado que implicaba formar parte de un grupo emprendedor y de capitales nacionales, lo que siempre tomé como una oportunidad».

Sin techo
La profesión actuarial evoluciona constantemente, así como evolucionan los riesgos y la dinámica empresarial. Al respecto, Tagliapietra aseveró: «Uno de los grandes cambios de los últimos años se encuentra relacionado con la especialización en Data Mining. Si al perfil analítico y matemático de la profesión se le agrega una maestría en Data Mining, logramos potenciar el rol del actuario obteniendo un perfil que puede interactuar con áreas de marketing o desarrollo comercial, trabajando conjuntamente en la planificación de nuevos productos o en la mejor utilización de recursos económicos consiguiendo campañas publicitarias más eficaces al dirigirlas a sectores específicos en lugar de realizar campañas masivas».

Por último, Melinsky puso de relieve que el Actuario argentino tiene un elevado reconocimiento internacional: «El actuario argentino tiene un gran prestigio en Latinoamérica, indudablemente.
El título de Actuario obtenido en la UBA es una carta de presentación en toda Latinoamérica en particular y en el mundo en general, dado que nuestro Plan de Estudios cumple con los contenidos curriculares establecidos por la Asociación Actuarial Internacional (AAI), la entidad mundial que agrupa a las asociaciones profesionales que rigen la profesión de actuarios de cada país. Argentina a través del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la C.A.B.A. es reconocida como miembro pleno de la AAI».